Manuel Ayala afirma que fueron marginados un centenar de ex residentes en el Sahara

«Los que prestamos en el Sahara un gran servicio civil y militar hemos sido marginados de forma criminal por la Administración», ha manifestado a EL PAIS Manuel Ayala Naranjo, que ha sido el denunciante ante el Senado de la presunta malversación de fondos públicos por valor de más de mil millones de pesetas, en tomo a las indemnizaciones facilitadas por la Comisión para la Transferencia de los Intereses Españoles en el Sahara.

El señor Ayala Naranjo estuvo residiendo en el Sahara 32 años y a raíz de la descolonización se trasladó a Las Palmas, donde trabaja corno administrativo por cuen...

«Los que prestamos en el Sahara un gran servicio civil y militar hemos sido marginados de forma criminal por la Administración», ha manifestado a EL PAIS Manuel Ayala Naranjo, que ha sido el denunciante ante el Senado de la presunta malversación de fondos públicos por valor de más de mil millones de pesetas, en tomo a las indemnizaciones facilitadas por la Comisión para la Transferencia de los Intereses Españoles en el Sahara.

El señor Ayala Naranjo estuvo residiendo en el Sahara 32 años y a raíz de la descolonización se trasladó a Las Palmas, donde trabaja corno administrativo por cuenta propia. «Incluso antes de abandonar el territorio», nos dijo, «solicité la correspondiente indemnización y, sin embargo, siempre obtuve el silencio por respuesta; ese era el producto que recibía después de muchos años de trabajo que quedaron allí para siempre». Por eso se sorprendió, cuando vio publicadas en la prensa las listas,nominales de indemnizaciones a individuos o entidades que, en su opinión, no tenían derecho a ello, y de ahí partió su denuncia.«Mientras que cerca de un centenar de personas que habíamos pasado muchos años en el territorio no aparecíamos en ninguna relación, comprobarnos cómo se distribuían mil millones de pesetas entre personas que o bien seguían manteniendo relaciones económicas con el Sahara o quizá ya habían vendido su rnaquinaria a los nativos, y, sin embargo, las volvían a cobrar en forma de indemnizaciones».

A la pregunta de si se podía calificarel hecho como un fraude, el señor Ayala resp.ondió: «No quiero pensar en eso; me limito a deducir que ha sido una ligereza de la Administración, producto de la ineficacia o la inexperiencia; lo cierto es que se han empleado unos criterios para dar esas indemnizaciones totalmente personales y subjetivas».

Afirmó más adelante que posiblemente muchas empresas comerciales que vendieron sus patrimonios a nativos 0 marroquíes solicitaron la indemnización «como el que juega a la lotería, y a costa de la Administración hicieron su agosto».

«Espero», prosiguió, «que la comisión investigadora del Senado clarifique este asunto y los millones se repartan con justicia. Puedo asegurar que los que estuvimos en el Sahara desde el prin,cipio hemos sido los peor tratados por la Comisión de Transferencias».

Algunas de las empresas beneficiadas por las indemnizaciones han preferido de momento guardar silencio sobre el tema y se han limitado a decir que todo se realizó legalmente.

Por otra parte, un grupo de evacuados del Sahara han denunciado presuntas irregularidades en la distribución de viviendas y ayudas para el mobiliario. «No estamos contra nadie, aunque somos consciente! de que hay irregularidades; vamos a solicitar de la primera autoridad civil de la provincia que se abra una investigación sobre determinadas personas que.otorgaron viviendas».

Este grupo está fprmado por trabajadores por cuenta ajena, que en el momento de la descolonización del Sahara tuvieron derecho a unas viviendas y ayudas, según un decreto de 7 de noviembre de 1975. Sin embargo, el reparto, ya se produjo y muchos de los evacuados se quedaron en la calle, dándose el caso de que se concedieron viviendas a personas que no figuraban en la lista oficial.