El Gobierno portugués aprueba una espectacular subida de precios agrarios

El ministro portugués de Agricultura anuncié ayer un «paquete de medidas» de incentivos a la producción agrícola, cuya parte esencial consiste en un espectacular aumento de los precios garantizados para la totalidad de las cosechas de 1980, en relación a los principales productos.El trigo triticale, los cereales secundarios -con excepción de la avena- y la carne ovina son los productos más beneficiados, con aumentos superiores al 40% en relación a los precios medios de la campaña anterior. Beneficiado también, aunque en menor proporción, quedan el trigo, el arroz y las oleaginosas. En cambio, ...

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El ministro portugués de Agricultura anuncié ayer un «paquete de medidas» de incentivos a la producción agrícola, cuya parte esencial consiste en un espectacular aumento de los precios garantizados para la totalidad de las cosechas de 1980, en relación a los principales productos.El trigo triticale, los cereales secundarios -con excepción de la avena- y la carne ovina son los productos más beneficiados, con aumentos superiores al 40% en relación a los precios medios de la campaña anterior. Beneficiado también, aunque en menor proporción, quedan el trigo, el arroz y las oleaginosas. En cambio, se anuncia el abandono -rodeado de ciertas precauciones- del apoyo a la producción lechera.

Las medidas complementarias consisten, como ya fue anunciado, en la congelación de los precios de los abonos y piensos compuestos para el ganado; la adopción de un esquema de compensación para los recientes aumentos de los combustibles, facilitar el acceso al crédito a corto plazo y la introducción del seguro de cosecha.

Está implícita en esta política del Gobierno portugués la influencia de las exigencias de la CEE: Natali reafirmó en su reciente visita a Portugal que este país, como también España, tiene como problema prioritario -independientemente de la política agrícola común- el de sacar a su agricultura de la recesión en que se encuentra.

El Gobierno portugués decidió responder a este desafío por el latigazo, anticipando los inevitables aumentos de los precios para tratar de obtener en contrapartida un aumento sustancial de la producción, sin mucho cuidado del coste financiero y social de la operación. Sin atreverse a valorar el precio de las medidas, el ministro Cardoso e Cunha estimó que no será inferior a 15.000 millones de escudos, que deberán ser retirados a los otros sectores económicos, ya que el presupuesto del Estado (actualmente en elaboración) no prevé aumentos de los créditos puestos a disposición del Ministerio.

Dadas las actuales estructuras agrícolas portuguesas -citadas por el propio ministro (atomización de las explotaciones, envejecimiento de la población rural, falta de medios técnicos, etcétera)-, los resultados de estas medidas, en términos de productividad, son más que dudosos. En cambio, es innegable que se puede esperar un resultado inmediato, en términos de producción global y de mejoría, a corto plazo, de las condiciones de vida de los pequeños y grandes agricultores. Esta inyección económica en un sector tan depauperado, coincidiendo las ventas de las cosechas con la fecha de las elecciones, puede ser un importante triunfo en mano de la coalición de Gobierno.

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