El comité central del Partido Socialista decidirá la suerte de Craxi

El comité central del Partido Socialista italiano está celebrando en Roma una reunión a la que asisten sus 220 miembros. Se trata de una sesión de la máxima importancia, porque se celebra después del terremoto que hace unas semanas ha dividido al partido en dos grupos contrapuestos: por un lado, el secretario general, Bettino Craxi, y por otro, la izquierda del partido, capitaneada por el secretario del mismo, Claudio Signorile.

Craxi fue acusado de autoritarismo, de hacer el doble juego de defender la autonomía del partido y de venderse, bajo cuerda, a la Democracia Cristiana, dividien...

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El comité central del Partido Socialista italiano está celebrando en Roma una reunión a la que asisten sus 220 miembros. Se trata de una sesión de la máxima importancia, porque se celebra después del terremoto que hace unas semanas ha dividido al partido en dos grupos contrapuestos: por un lado, el secretario general, Bettino Craxi, y por otro, la izquierda del partido, capitaneada por el secretario del mismo, Claudio Signorile.

Craxi fue acusado de autoritarismo, de hacer el doble juego de defender la autonomía del partido y de venderse, bajo cuerda, a la Democracia Cristiana, dividiendo de este modo los dos partidos de la izquierda italiana.Esta reunión del comité central, que se celebra unos días después de la muerte del presidente del partido, el anciano Pietro Nenni, deberá decidir sí Craxi continuará o no en la dirección del partido,

En su discurso, Craxi aceptó que los socialistas participen sólo en un Gobierno que acepte a los comunistas, y ha pedido a la Democracia Cristiana que tome en cuenta esta decisión.

Por lo que se refiere a la gestión del partido y a las acusaciones que la izquierda le ha hecho de ser un «monarca absoluto», Craxi se ha demostrado dispuesto a un cambio de la dirección del partido, pero ha amenazado al mismo tiempo con un congreso extraordinario en el caso que este comité central no resuelva en clave unitaria «la radical oposición interna».

Por otra parte, Italia celebró ayer la jornada de huelga general, que paralizó prácticamente el país bajo un día intenso de agua, nieve y granizo desde el Norte al profundo Sur. El tiempo estropeó, en parte, las manifestaciones organizadas por los sindicatos, pero en conjunto la participación en la huelga fue masiva. Descartaron la huelga todos los sindicatos «autónomos»; es decir, los que no aceptan las tres grandes centrales sindicales, CISL, CGIL y UIL, y que abarcan tanto la extrema derecha como la extrema izquierda. Los grandes líderes sindicales, como Lama, Carniti y Benvenuto, insistieron en los mítines de las grandes ciudades sobre la finalidad de esta huelga general: defender el salario frente a la inflación, lucha al desempleo y vigilancia de masas contra el terrorismo. Y, al mismo tiempo, exigir la formación de un Gobierno que asegure al país estabilidad y una política económica nueva.

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