Gran Bretaña apoya incondicionalmente a Estados Unidos en la crisis con Irán

El secretario de Estado norteamericano, Cyrus Vance, inició ayer un delicado viaje a cuatro capitales europeas, destinado a conseguir el máximo apoyo para la posición de Washington en el tema de los rehenes, antes de asistir a la trascendental reunión del Consejo de la OTAN en Bruselas el próximo miércoles.

El periplo europeo de Vance comenzó con una provechosa visita de unas horas a la capital británica, desde donde continuó viaje, a primera hora de la tarde, a París. En Londres celebró conversaciones con la primera ministra, Margaret Thatcher, y con el secretario del Foreign Office, l...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El secretario de Estado norteamericano, Cyrus Vance, inició ayer un delicado viaje a cuatro capitales europeas, destinado a conseguir el máximo apoyo para la posición de Washington en el tema de los rehenes, antes de asistir a la trascendental reunión del Consejo de la OTAN en Bruselas el próximo miércoles.

El periplo europeo de Vance comenzó con una provechosa visita de unas horas a la capital británica, desde donde continuó viaje, a primera hora de la tarde, a París. En Londres celebró conversaciones con la primera ministra, Margaret Thatcher, y con el secretario del Foreign Office, lord Carrington.Aunque no hubo comunicado oficial de la reunión, un portavoz del Foreign Office declaró que Vance había discutido con los dirigentes británicos el tema del Africa austral, principalmente la situación en Rodesia y Namibia, en una reunión de una hora con Carrington y la señora Thatcher, expresó a Carrington la solidaridad norteamericana con la posición británica y anunció la decisión de Estados Unidos de proceder al levantamiento de las sanciones económicas tan pronto llegue a Salisbury el nuevo gobernador británico, lord Soames. Pero el punto clave de la reunión, y el primordial objetivo de su visita, como declaró el propio Vance, lo constituía la situación iraní.

A este respecto, el portavoz del Foreign Office dejó sentado que Carrington «reiteró al secretario Vance el apoyo incondicional británico para asegurar sin condiciones previas la liberación de los rehenes. El portavoz se negó a ir más allá en su declaración y no quiso extenderse en el alcance de su frase «apoyo incondicional sin condiciones previas».

Por su parte, los americanos se mostraron también cautelosos. Vance sólo declaró a los periodistas a la salida del Foreign Office que Estados Unidos «apreciaba grandemente la cooperación británica en el tema de Irán» y que en estos momentos no podía decir más.

Pero resulta obvio que Gran Bretaña, que tiene sus necesidades energéticas cubiertas con el petróleo del mar del Norte, puede considerarse el país europeo menos reticente a apoyar cualquier presión ulterior de Washington sobre el régimen de Jomeini, incluido un posible bloqueo comercial.

Informes no confirmados indican que Londres está ya poniendo trabas administrativas a la exportación de piezas de recambio para los tanques Chieftain, y los camiones Leyland del Ejército iraní, ambos de procedencia británica.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Los medios de comunicación británicos han sido unánimes, desde el principio de la crisis, en la condena de las autoridades iraníes, y los partidos políticos británicos han pedido en el Parlamento la inmediata puesta en libertad de los rehenes de la embajada, calificando su detención como contraria a los principios que gobiernan las relaciones entre los países civilizados.

A su llegada a París, ayer tarde el secretario de Estado norteamericano declaró que «el pueblo esta dounidense es muy sensible a la solidaridad expresada por el Gobierno y el pueblo francés». Cyrus Vance cenó ayer con el president Giscard d'Estaing.

Archivado En