UCD "castigó" a los socialistas por su comportamiento parlamentario

«Esto es el juego del escondite», comentó Marcelino Camacho a los periodistas cuando se produjo una interrupción en los debates de la Comisión de Trabajo para decidir si se entraba o no a examinar el artículo tercero del proyecto de estatuto del trabajador. Por la mañana todo estaba muy claro, la Mesa y la Junta de Portavoces habían decidido aplazar al final de los debates el examen de una enmienda socialista que incluía un título preliminar al proyecto. El problema surgió, precisamente, al llegar al artículo tercero, que, modificado, al igual que el artículo cuarto y parte del quince, constit...

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«Esto es el juego del escondite», comentó Marcelino Camacho a los periodistas cuando se produjo una interrupción en los debates de la Comisión de Trabajo para decidir si se entraba o no a examinar el artículo tercero del proyecto de estatuto del trabajador. Por la mañana todo estaba muy claro, la Mesa y la Junta de Portavoces habían decidido aplazar al final de los debates el examen de una enmienda socialista que incluía un título preliminar al proyecto. El problema surgió, precisamente, al llegar al artículo tercero, que, modificado, al igual que el artículo cuarto y parte del quince, constituían las enmiendas socialistas del título preliminar.¿Qué hacer? ¿Aplazar la discusión hasta el final de los debates o entrar en su examen sin que ello supusiera una negativa a un posterior paso de los mismos al título preliminar propuesto por los socialistas? Los socialistas argumentaron que había que aplazar la discusión. Martín Oviedo, el ucedista presidente de la comisión. dudó y estuvo a punto de afirmar que no había inconveniente. Fue entonces cuando el portavoz de UCD, Pérez Miyares, se levantó y dijo que lo pactado era el aplazamiento de la enmienda del título preliminar, pero que nunca se había acordado retrasar la discusión del articulado del proyecto. Se produjo una situación de gran confusión, la primera de las muchas que se registrarían a lo largo de la tarde, y se decidió suspender la sesión.

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Tras veinte minutos de interrupción, que aprovechó Camacho para charlar con los periodistas y decirles lo de que allí parecía que se estaba jugando al escondite, volvieron la Mesa y los Portavoces, y Martín Oviedo dijo que, según el reglamento, había que discutir ordenadamente los artículos del proyecto.

El PSOE entonces presentó a discusión las enmiendas 200, 304 y 410, que son las que contemplan la creación del título preliminar, pero con respecto al artículo tercero del proyecto. Vida Soria explicó que no se trataba de enmiendas estructurales, sino de fondo.

«Nosotros creíamos que el estatuto del trabajador tenía que ser una norma muy corta, muy contundente, que debía recoger los derechos de todos los trabajadores, incluso de los que no tuvieran contrato. Por ello», continuó, «defendemos el artículo primero de nuestro proyecto de título preliminar como texto alternativo al artículo tres del estatuto, con la intención de extender los derechos a todos los ciudadanos, no sólo a los asalariados». El texto socialista fue rechazado por todos los grupos con la excepción de PCE y andalucistas, que se abstuvieron.

Realizada esta votación comenzó una verdadera ceremonia de la confusión y una sucesión de despropósitos entre el presidente, Martín Oviedo, el portavoz de UCD y los socialistas. Se pasó a votar los apartados del artículo tercero, y los socialistas, de forma parcial, volvieron a presentar aspectos de sus enmiendas, 200, 304 y 410. Pérez Miyares, al ver que Martín Oviedo había aceptado, pídió la palabra, y con cierta indignación dijo que unas enmiendas que ya habían sido rechazadas en su totalidad no podían votarse de nuevo, revitalizarse, presentándolas a aspectos parciales. Los socialistas justificaron lo que era muy difícil de justificar, gracias a Pablo Castellano, y Martín Oviedo dijo que ya había aceptado que se votaran y que no se podía volver atrás, aunque para la sesión de hoy prometía reconsiderar el tema. En este clima de tensión, preguntando los señores diputados muchas veces qué es lo que se pone a votación, volviendo atrás y adelante en el texto, UCD, de forma implacable, fue derrotando prácticamente todas las enmiendas socialistas.

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En un momento dado, Pérez Miyares dijo que votaba en contra de las enmiendas socialistas, porque no podía consentir las triquiñuelas socialistas de doble votación, y que esa era la única razón, y no el contenido de las mismas. «Yo quisiera advertir a la Mesa», dijo, «a dónde puede llevarnos esta práctica». Así, en el apartado referente a derechos de los trabajadores, UCD derrotó enmiendas socialistas que hacían referencia a la estabilidad de empleo, a la manifestación de opiniones libremente, al descanso diario, semanal y anual y a no ser sancionados sin previa tipificación de faltas.

Explicación de voto

En la explicación de voto, Pérez Miyares insistió en los motivos de su oposición a la enmienda socialista, y argumentó, en descargo de las enmiendas que había derrotado, que el estatuto tenía todavía que ir al Pleno del Congreso y que nada estaba definitivamente rechazado por su partido. Los socialistas criticaron a UCD y al PCE por abstenerse en la primera votación de este artículo, «ya que nuestra intención», dijeron, «era extender los derechos a todos los ciudadanos, incluidos los funcionarios. Pensamos que no han entenido nuestra intención», añadieron, «o que pequeñas pugnas o diferencias que pueden existir entre ambos grupos les han hecho no acompañarnos en la votación de algo que era preciso para los trabajadores. Hubo también un intercambio de acusaciones entre comunistas y ucedistas.

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