Pleno del Congreso

Los automóviles pagarán un 26% de impuesto de lujo

Los vehículos de tracción mecánica -los automóviles- tributarán en el momento de su compra, independientemente de su precio, un 26% de la base imponible, según el apartado ocho del artículo tres del proyecto de ley de régimen transitorio de la imposición indirecta, aprobado ayer en el Pleno del Congreso. Socialistas y comunistas no lograron hacer prosperar sus enmiendas en el sentido de introducir una escala progresiva, de forma que la tributación se realizará de acuerdo con el precio de venta del vehículo. El debate se centró en dos puntos: el primer proyecto enviado por el Gobierno al Congre...

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Los vehículos de tracción mecánica -los automóviles- tributarán en el momento de su compra, independientemente de su precio, un 26% de la base imponible, según el apartado ocho del artículo tres del proyecto de ley de régimen transitorio de la imposición indirecta, aprobado ayer en el Pleno del Congreso. Socialistas y comunistas no lograron hacer prosperar sus enmiendas en el sentido de introducir una escala progresiva, de forma que la tributación se realizará de acuerdo con el precio de venta del vehículo. El debate se centró en dos puntos: el primer proyecto enviado por el Gobierno al Congreso incluía esa escala, que fue suprimida a petición de UCD en la comisión, y el tipo único puede suponer un incentivo indirecto para la compra de vehículos grandes y potentes, que son los que más energía consumen.Baldomero Lozano, del PSOE afirmó que la enmienda de su grupo intentaba apoyar la reforma fiscal iniciada por el anterior Gobierno de UCD. Estimó que no debía pagar igual un automóvil que cueste 300.000 pesetas que uno que cueste dos millones. «Se trata de desincentivar la compra de vehículos de mayor precio, que son, generalmente, los de mayor consurno», añadíó. El señor Lozano puso un ejemplo práctico de lo que suponían las modificaciones introducidas por UCD en la comisión sobre el texto remitido inicialmente por el Gobierno: «¡Pásmense los señores diputados, los coches más grandes van a pagar menos de lo que se decía en aquel proyecto de ley, y los pequeños, más. Veamos: según el primer texto del Gobierno, un coche que costara dos millones de pesetas pagaría 832.500 pesetas por impuesto de lujo, según el texto de UCD, pagará sólo 520.000 pesetas. El proyecto del Gobierno decía que un coche que costara 300.000 pesetas pa garía 67.500 pesetas de impuesto, ahora ese mismo coche tendrá que pagar 78.000 pesetas. Si esto no es contrarreforma fiscal», prosiguió el diputado socialista, «que se nos explique. »

Santiago Rodríguez Miranda, de UCD, estimó que la enmienda socialista produciría efectos negativos sobre el mercado, porque estadísticamente se ha comprobado, dijo, que estas escalas perjudican, entre otros extremos, la exportación de vehículos españoles. Reconoció que su grupo había reconsiderado su postura inicial: «No somos dogmáticos y, además, este proyecto de ley dice claramente que es un régimen transitorio, a la espera de la ley de valor añadido, en la que se regulará este tema de forma definitiva. »

Manifestó que era falso que un coche grande vaya a pagar menos que uno pequeño y añadió que había que tener en cuenta que normalmente, el segundo automóvil de una familia era precisamente el pequeño, mientras que las que tienen un solo coche suelen comprar uno grande.

De nuevo el señor Lozano intervino para señalar que en el fondo de la discusión se debatía que los fabricantes de vehículos quieren vender coches grandes porque ganan mucho menos con los pequeños. «Evidentemente, en pesetas contantes y sonantes, paga más un coche grande que uno pequeño, faltaría más, pero yo no he dicho lo contrario, sino que se han reducido en sentido inverso los índices previstos inicialmente por el propio Gobierno.»

Emérito Bono, del PCE, defendió una enmienda de su grupo en sentido parecido a la socialista, y basó su argumentación en que la Constitución dice que el sistema tributario español debe estar presidido por el criterio de la progresividad. «Mañana o pasado vamos a hablar del Plan Energético», agregó. «Es evidente que gravar más el vehículo que más consume sería una medida elemental de ahorro energético.»

Ernest Lluch, de Socialistas de Cataluña, insistió también en la necesidad de fomentar el ahorro de energía. «Los últimos datos estadísticos demuestran que ha bajado la matriculación de automóviles», explicó, «pero ha subido la de coches con gran potencia. Esta tendencia es justamente la contraria a la que existe en los demás países de Europa.»

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El diputado centrista García Margallo destacó que el tipo del impuesto era único, pero que se incrementaba hasta el 26% y negó que la escala progresiva que proponía la izquierda estuviera relacionada con el consumo de energía. Todas las enmiendas fueron derrotadas. En el turno de explicación de voto, Ramón Trias Fargas, de la Minoría Catalana, manifestó que su grupo pensaba que había que reducir los impuestos, no aumentarlos. «Siempre hay alguien en esta Cámara que dice que tal o cual medida está encaminada a que alguien gane dinero», se lamentó el señor Trías, para quien el sistema económico español está, precisamente, basado en ese hecho, perfectamente legítimo y aconsejable.

Millonarios de primera y segunda división

A propósito de las alusiones de la izquierda a la injusticia de que pague proporcionalmente igual quien compre un coche de 400,000 pesetas o de dos millones, Ramón Trías Fargas (Minoría Catalana), puso el siguiente ejemplo, que despertó murmullos en el hemiciclo: «Un hombre tiene cien millones de pesetas, pero es avaro y compra un coche de sólo 400.000 pesetas. Otro hombre tiene diez millones, pero le gustan los coches y compra uno de dos millones de pesetas. La capacidad de pago es mayor en el de cien millones, que compró el coche más barato, aunque a simple vista parezca lo contrario. »

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