Un semanario satírico publica la declaración de Hacienda de la familia Giscard d´Estaing

El presidente francés, Valéry Giscard d'Estaing, no las pasará moradas, como le ocurrió al entonces primer ministro, Jacques Chaban-Delmas, cuando el semanario satírico Le Canard Enchaine publicó su declaración de impuestos y la opinión francesa descubrió ciertas anormalidades.

La revista en cuestión publicó ayer el facsímil de los impuestos del presidente; pero, como era de suponer, nada raro parece emerger del libro de las cuentas caseras de la familia Giscard. El único dato levemente molesto, quizá, lo constituye la revelación de que el presidente hace, sus pinitos como especu...

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El presidente francés, Valéry Giscard d'Estaing, no las pasará moradas, como le ocurrió al entonces primer ministro, Jacques Chaban-Delmas, cuando el semanario satírico Le Canard Enchaine publicó su declaración de impuestos y la opinión francesa descubrió ciertas anormalidades.

La revista en cuestión publicó ayer el facsímil de los impuestos del presidente; pero, como era de suponer, nada raro parece emerger del libro de las cuentas caseras de la familia Giscard. El único dato levemente molesto, quizá, lo constituye la revelación de que el presidente hace, sus pinitos como especulador bursátil. Según la fuente indicada, la Bolsa aumentó la fortuna de los Giscard, el año pasado, en cuatro millones escasos.Lo picajoso de este tema consiste en que hay una comisión de operaciones en Bolsa, encargada de purificar la especulación, castigando a quienes «se benefician de informaciones privilegiadas». Todos los franceses consideran que en tanto que el presidente y además especialista en economía, el señor Giscard, debe ser el privilegiado número uno del país en materia de informaciones referentes al alza y a la baja de las acciones cotizadas en el mercado de valores.

Por lo demás, los franceses han sabido que el sueldo del presidente es de 28.508 francos mensuales (medio millón de pesetas), cantidad estimada no escandalosa en estos tiempos críticos. Esto, naturalmente, al margen de la dotación personal y de los gastos caseros (los del palacio del Elíseo), que en 1978 ascendieron a dos millones largos de francos.

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