Pleno del Congreso

Aceptación general de la solidaridad entre las nacionalidades y regiones

El debate parlamentario sobre desequilibrios territoriales provocó la disconformidad de los grupos parlamentarios de la Oposición, a causa de la no intervención del Gobierno. La justificación ofrecida por el ministro para las Relaciones con las Cortes, Rafael Arias-Salgado, de que el Gabinete estaba muy interesado en conocer la opinión de los grupos ante el próximo estudio de los proyectos de autonomía, no satisfizo a nadie. Por lo demás, los partidos expresaron la necesidad de solidaridad entre las regiones, compatible -según resaltaron la izquierda y los nacionalistas- con un grado de autogo...

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El debate parlamentario sobre desequilibrios territoriales provocó la disconformidad de los grupos parlamentarios de la Oposición, a causa de la no intervención del Gobierno. La justificación ofrecida por el ministro para las Relaciones con las Cortes, Rafael Arias-Salgado, de que el Gabinete estaba muy interesado en conocer la opinión de los grupos ante el próximo estudio de los proyectos de autonomía, no satisfizo a nadie. Por lo demás, los partidos expresaron la necesidad de solidaridad entre las regiones, compatible -según resaltaron la izquierda y los nacionalistas- con un grado de autogobierno suficiente.

En la primera ronda de intervenciones, los últimos oradores fueron el comunista Jordi Solé Turá y el socialista Carlos Sanjuán. Ambos diputados coincidieron en que las autonomías pueden contribuir a solucionar los desequilibrios regionales existentes. Vincularon la situación actual al centralismo imperante y a la actuación injusta del gran capital.Por el grupo centrista, Juan Quintas, catedrático de Estructura Económica, propuso un procedimiento gradualista para el proceso autonómico, que permita una estrategia de desarrollo especial en los próximos veinte años. Negó que los desequilibrios sean consecuencia de una economía capitalista, y los atribuyó, en cambio, a una economía industrial izada. Citó a Trotski a propósito de la dificultad de los pueblos para rectificar sus errores históricos. La cita provocó más tarde el desconcierto del señor Solé Turá ante la posibilidad de que UCD -según dijo- «se inclinara hacia el trotskismo».

El presidente de la Cámara solicitó la petición de palabra de los grupos que desearan rectificar. Desde su escaño, Gregorio Peces Barba (PSOE) expresó el criterio de su grupo de escuchar previamente la posición del Gobierno. Antonio Fontán permanecía sentado en su escaño en el banco azul sin ademán de intervenir.

En los pasillos del Congreso se habla difundido que el señor Fontán consideraba que el tema a debate era propio del Ministerio de Economía, lo cual produjo malestar, según fuentes solventes, en el vicepresidente económico, Fernando Abril, quien estimaba lógica la intervención del ministro de Administración Territorial.

El ministro para las Relaciones con las Cortes, señor Arias Salgado, subió a la tribuna de oradores para explicar que en la Junta de Portavoces había quedado claro que se trataba de un debate entre los grupos parlamentarios.

Los grupos que intervinieron en el turno de rectificación estimaron que no se trataba de un problema reglamentario, sino político, y criticaron la inhibición gubernamental en el debate.

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Miguel Angel Arredonda, por el Grupo Andalucista, tras criticar al Gobierno y levantar rumores al señalar que representaba al único grupo de un pueblo soberano subdesarrollado, criticó las contradicciones de los distintos portavoces socialistas -especialmente vasco y andaluz-. Declaró que eso no era serio, ya que «los bailes de disfraces son para los carnavales».

El socialista vasco José Antonio Maturana contestó «sin ira» la alusión del diputado andalucista y manifestó que el Partido Socialista de Euskadi está identificado en todo con el PSOE en defensa de todos los pueblos de España.

Entre otras intervenciones de los grupos minoritarios, destacó la protesta formal formulada por Antonio Carro, de Coalición Democrática, por el desarrollo de la sesión sin la intervención del Gobierno, que «nos ha dejado», dijo, «huérfanos de luz y esperanza».

El diputado comunista Jordi Solé manifestó que el Gobierno estaba muy interesado en saber lo que piensan los grupos parlamentarios y eso mismo ocurría con los partidos respecto al Gobierno. Planteó la utilidad de la creación de un Ministerio de Administración Territorial incapaz de intervenir en el debate.

Por el Grupo Socialista, Miguel Boyer, quien recordó que el debate había sido presenciado por un promedio de un ministro y tres cuartos, declaró que, sin la intervención gubernamental, se trataba de un debate académico que no desembocaba en propuestas concretas. Rechazó la posición andalucista y calificó la intervención de soflama, que, en definitiva, tendía un capote al responsable. Una alusión del señor Boyer a los cambios de posición del Gobierno en relación con el Plan Energético produjo la petición de palabra por parte del señor Abril.

El señor Abril refutó la alusión del señor Boyer y acusó al Parlamento de retraso en la aprobación del Plan Energético, así como pidió a los grupos que tomaran ya postura sobre el mismo. El señor Abril, aunque había advertido que no intervendría sobre el tema a debate, aprovechó la oportunidad para expresar su satisfacción por que los grupos parlamentarios compartieran el criterio gubernamental de que la solidaridad descienda de la Constitución a la realidad.

Poco antes de las once de la noche, el presidente de la Cámara levantó la sesión hasta las once de la mañana de hoy. Previamente, los grupos podrán presentar proposiciones de resolución.

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