Cartas al director

Antivasquismo

Bombardeados por la manipuladora TVE, muchos madrileños -y un ejemplo de ello es la «carta al director» de Thilo I. Ullmann (EL PAIS, 22-IV-79)- se declaran abiertamente antivasquistas.Quisiera, pues, reprocharle al señor Ullmann que con su carta lo único que va a lograr es que el antivasquismo de sus amigos aumente, y así no vamos a ninguna parte. El señor Ullmann se hubiese podido callar el lugar de sus aventuras «políticas»: bares y despachos. En estos lugares todos somos unos políticos excepcionales; con un vaso de whisky delante no hay problema, por grave que. éste sea, que no solucionemo...

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Bombardeados por la manipuladora TVE, muchos madrileños -y un ejemplo de ello es la «carta al director» de Thilo I. Ullmann (EL PAIS, 22-IV-79)- se declaran abiertamente antivasquistas.Quisiera, pues, reprocharle al señor Ullmann que con su carta lo único que va a lograr es que el antivasquismo de sus amigos aumente, y así no vamos a ninguna parte. El señor Ullmann se hubiese podido callar el lugar de sus aventuras «políticas»: bares y despachos. En estos lugares todos somos unos políticos excepcionales; con un vaso de whisky delante no hay problema, por grave que. éste sea, que no solucionemos. Incluso no me extrañaría que hubiese escrito, su carta (programa político de sus amigos) entre trago y trago.

Por lo que leo en su carta, no creo equivocarme mucho sí afirmo que su antivasquismo no se debe a los atentados contra miembros de las FOP (no hace ninguna mención de ello en su carta), sino a que un sector importantísimo del País Vasco cuestiona la unidad del Estado español, y eso es lo que a ustedes les duele. También es un detalle que no pasa inadvertido para ningún habitante periférico de esta desgraciada piel de toro. Muchos mesetarios (existen honrosas excepciones, afortunadamente), y más concretamente madrileños, confunden España con Madrid y, siguiendo esta lógica, se creen los dueños de todo el país, y eso no es cierto.

En España -además de los americanos- manda una oligarquía que tiene sus despachos en la grandiosa «villa» capital del Estado, pero que no reparte sus ganancias entre los vecinos de su ciudad. Con usted, por ejemplo, si de veras pertenece a la clase media.

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Como también adivino por su carta la concepción que tiene usted de España como mosaico de provincias uniformes, y por si la leña no le deja ver el bosque desde su Madrid imperial, le invito a que se dé una vuelta por las comunidades autónomas (como ahora nos llaman) y comprobará personalmente algunas consecuencias del centralismo explotador y aberrante. Si tiene usted miedo de Ir a Euskadi, véngase por Valencia y tendré el gusto de explicarle alguno de nuestros problemas, y dejémonos de discusiones frívolas, que no políticas, en bares y tabernas.

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