Los poderes del Estado no han apurado sus posibilidades en la cuestión vasca

«Conviene salir al paso de esas corrientes de opinión que, apoyadas en nuestra historia contemporánea, estiman que los militares están para enderezar los asuntos públicos cuando empiezan a torcerse, o aquellas otras que, con la mirada obsesivamente puesta en una paz ficticia, se muestran contrarias a ultranza a su intervención», afirma en un editorial la «revista de pensamiento militar» Reconquista.En su último número, y bajo el título «Separatismo insólito», analiza las pretensiones de Herri Batasuna y sus últimos gestos respecto al Parlamento. Ese conjunto del hechos «nos sugiere la n...

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«Conviene salir al paso de esas corrientes de opinión que, apoyadas en nuestra historia contemporánea, estiman que los militares están para enderezar los asuntos públicos cuando empiezan a torcerse, o aquellas otras que, con la mirada obsesivamente puesta en una paz ficticia, se muestran contrarias a ultranza a su intervención», afirma en un editorial la «revista de pensamiento militar» Reconquista.En su último número, y bajo el título «Separatismo insólito», analiza las pretensiones de Herri Batasuna y sus últimos gestos respecto al Parlamento. Ese conjunto del hechos «nos sugiere la necesidad de algunas puntualizaciones -escribe Reconquista-, dado que el tema incide de lleno en una de las misiones que la Constitución confía a las Fuerzas Armadas: la defensa de la inviolable integridad territorial».

«En primer lugar -prosigue el editorial- es cierto que existe un problema separatista, pero sería falso, injusto y tendencioso olvidar que está circunscrito, y parcialmente, a dos provincias y no a toda una región, como pretenden sus líderes. Y también es evidente que tal problema es por completo político, correspondiendo su solución, consecuentemente, a las esferas políticas de la nación, con los procedimientos propios de ellas.»

Más tarde afirma el editorial que ni el legislativo, ni el ejecutivo, ni el poder judicial «han apurado hasta ahora sus posibilidades en la cuestión vasca», y se opone a la intervención inmediata y a la no intervención a ultranza de los militares en el País Vasco.

Tras recordar el mandato de las ordenanzas militares sobre la integridad territorial, Reconquista concluye: «Pero, eso sí, si el Ejército se emplea es para vencer, y a todo trance.»

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