El sha de Irán no viajará a Estados Unidos

Según se informó ayer en medios cercanos al Departamento de Estado norteamericano, el sha Reza Pahlevi ha aplazado, por el momento, su proyectado viaje a Estados Unidos. La decisión del monarca iraní, que en las próximas horas regresará a Egipto desde Marruecos, ha sido acogida con alivio por Washington. Entre tanto, el anunciado regreso del ayatollah Jomeini a Irán, previsto para pasado mañana, centra la atención de la oposición religiosa y laica del país, que no descarta la posibilidad de un golpe de Estado encabezado por los sectores más conservadores del Ejército.

«Como ven, somos s...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Según se informó ayer en medios cercanos al Departamento de Estado norteamericano, el sha Reza Pahlevi ha aplazado, por el momento, su proyectado viaje a Estados Unidos. La decisión del monarca iraní, que en las próximas horas regresará a Egipto desde Marruecos, ha sido acogida con alivio por Washington. Entre tanto, el anunciado regreso del ayatollah Jomeini a Irán, previsto para pasado mañana, centra la atención de la oposición religiosa y laica del país, que no descarta la posibilidad de un golpe de Estado encabezado por los sectores más conservadores del Ejército.

«Como ven, somos sumamente leales al sha. Hasta el momento, como ordenó su majestad, todas las unidades militares sostienen al Gobierno legal... Lo sostendremos. En este sentido, ellos no necesitan que los tranquilicemos. Pero si el primer ministro, Bajuar, ordena que obedezcamos a Jomeini, se podrían complicar las cosas.» El general Alí Neshat, comandante de la Guardia Imperial, pronunciaba estas palabras ayer por la mañana en los cuarteles de la Guard e Javidan (Guardia Inmortal), situados en los alrededores de la capital.Unos sesenta periodistas extranje ros habían sido invitados a una exhaustiva demostración representada por 2.000 componentes de esta agrupación de élite. Nada faltó en el espectáculo: desfile, ejercicios físicos, lucimiento de armamento y hasta un ataque simulado por unos soldados armados hasta los dientes y provistos de máscaras antigás. Todo el tiempo se gritó «Javid sha» (larga vida al sha) y «Darud bar sha» (salud al sha).

La demostración podía responder a las ambiguas declaraciones hechas el día anterior por el jefe del Estado Mayor, Abbas Garabagni, en las que afirmaba que «el Ejército había decidido sostener al Gobierno de Irán» y que «los rumores que circulan cada día para debilitar la moral de los patriotas y del Ejército son sólo mentiras».

Pasa a

página 3

Si Bajtiar ordena al Ejército que obedezca a Jomeini, "se podrían complicar las cosas"

(Viene de la página)

A pesar de las declaraciones de Garabagui, los rumores de golpe siguen. El fervor pro-sha en las unidades de élite (la demostración de ayer de la Guardia Imperial, fue, en este sentido, innecesaria) es por todos conocida. Pero, por si acaso, tampoco habría que descartar un golpe de signo confuso, por parte de jefes y oficiales de menor graduación, cuyo pensamiento es bastante desconocido, por el momento.

Se prepara el regreso de Jomeini

Los fieles de Jomeini, mientras tanto, comienzan a preparar su vuelta. Se conocen ya algunos pormenores de su llegada: vendrá en un avión de la compañía, regular Iran Air (cuya tripulación ha interrumpido eventualmente la huelga para poder participar en el histórico viaje), irá a rezar por los muertos en los últimos meses y, por la tarde del mismo viernes, dirigirá a todo el país en los rezos preceptivos. Durante tres o cuatro días vivirá en Teherán y luego saldrá hacia la ciudad santa de Quoom, a 150 kilómetros de la capital, donde residía antes de su exilio.

La casa de Jomeini ha sido guardada durante los quince años de exilio por uno de sus hermanos: un religioso de 85 años. El edificio, muy pequeño, es de ladrillos amarillos. En su centro, cuatro exhaustos arbolitos y un pequeño estanque, lleno dé peces de colores, ocupan el patio que divide en dos la casa. A un lado, las dependencias privadas del líder; al otro, las habitaciones en las que recibirá a sus visitantes. Desnuda de muebles y llena de alfombras, sólo un teléfono pone una relativa nota de modernidad en el ambiente.

Este apacible decorado contrasta con las escenas de histeria que se viven en el aeropuerto de Teherán. Ayer estuvo cerrado por mal tiempo: nevaba. Dentro, miles de iraníes que quieren abandonar su país antes de la llegada de Jomeini, temiendo posibles represalias, se amontonaban en las salas, cargados de maletas, cajas de todas formas y colores y las inevitables alfombras que, sin duda, tratarán de vender a buen precio en el extranjero. Un periodista, veterano de Vietnam, reconocía impresionado: «Esto parece los últimos días de Saigón.»

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En