Hua Kuo-feng una imposición de Mao

Técnico en asuntos de gobierno, hombre de orden, eficaz administrador, símbolo de una nueva generación china, Hua Kuo-feng ha realizado una rápida carrera política. El 24 de octubre de 1976, en la plaza Tien An Men de Pekín, este hombre, que dos años antes era un perfecto desconocido en Occidente, era revestido de la triple dignidad de presidente del Comité Central del partido, presidente de la Comisión de Asuntos Militares y presidente del Estado.Con 56 años, originario de la provincia de Hunan, como Mao, Hua es un hombre vigoroso, de, rostro cuadrado y pelo erizado, que goza de la fama de se...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Técnico en asuntos de gobierno, hombre de orden, eficaz administrador, símbolo de una nueva generación china, Hua Kuo-feng ha realizado una rápida carrera política. El 24 de octubre de 1976, en la plaza Tien An Men de Pekín, este hombre, que dos años antes era un perfecto desconocido en Occidente, era revestido de la triple dignidad de presidente del Comité Central del partido, presidente de la Comisión de Asuntos Militares y presidente del Estado.Con 56 años, originario de la provincia de Hunan, como Mao, Hua es un hombre vigoroso, de, rostro cuadrado y pelo erizado, que goza de la fama de ser un experto, documentado y duro negociador. La mayor parte de su carrera política, iniciada a partir de los años cincuenta, transcurre en esta provincia de Hunan, donde destaca por la eficacia de su gestión y como experto en asuntos económicos. Es secretario provincial del partido, miembro del Comité Central a partir de 1969 y miembro del Buró Político en 1973.

Más información

En enero de 1975 fue nombrado, a la vez, viceprimer ministro y ministro de la Seguridad Pública (Interior). Con este cargo, al disponer de medios de información y control, Hua comienza a concentrar un considerable poder en sus manos, lo que le proporciona una sólida posición política que le hará ser tenido en cuenta. Pero la sorpresa surge cuando el 4 de febrero de 1976, un mes después de la muerte de Chu En-lai, es nombrado primer ministro interino. Su nombramiento habría sido impuesto por Mao, como una fórmula de compromiso entre las dos tendencias enfrentadas: los partidarios de Teng Hsiao-ping, por un lado, y la extrema izquierda, por otro.

Desde entonces su ascensión política es imparable. En abril de 1977 es confirmado como primer ministro y nombrado primer vicepresidente del Comité Central, título hasta entonces sin precedente. Su popularidad creció vertiginosamente por la eficacia con que organizó las operaciones de salvamento en las zonas siniestradas por los terremotos del verano de ese año. Sus hábiles relaciones con el Ejército le permitieron consolidar el influjo de su poder.

A la muerte de Mao, parece que negoció la concesión de puestos a la extrema izquierda para ser elegido por unanimidad. Su condición de haber sido señalado como sucesor del Gran Timonel no era suficiente. Pero, hombre hábil y de acusada sensibilidad, supo captar el influjo ascendente de la personalidad de Teng y la política de desarrollo económico por él propugnada. Por eso no extrañó la implacable persecución de los radicales.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En