El "premier" británico debatirá hoy con el canciller alemán las condiciones de la unificación monetaria de la Comunidad Europea

El jefe del Gobierno británico y su ministro de Hacienda inician hoy en Bonn, con el canciller Schmidt, una negociación que puede determinar durante los próximos años las ya deterioradas relaciones entre Inglaterra y el resto de los miembros-de la Comunidad Económica Europea. El tema es si Londres se incorpora al nuevo sistema monetario de la CEE, perfilado por Alemania y Francia, o si se queda irreversiblemente fuera. El esquema debe comenzar a funcionar en enero, pero las decisiones finales se adoptarán en la cumbre comunitaria del 4 de diciembre, en Bruselas.Aunque, en cualquier caso...

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El jefe del Gobierno británico y su ministro de Hacienda inician hoy en Bonn, con el canciller Schmidt, una negociación que puede determinar durante los próximos años las ya deterioradas relaciones entre Inglaterra y el resto de los miembros-de la Comunidad Económica Europea. El tema es si Londres se incorpora al nuevo sistema monetario de la CEE, perfilado por Alemania y Francia, o si se queda irreversiblemente fuera. El esquema debe comenzar a funcionar en enero, pero las decisiones finales se adoptarán en la cumbre comunitaria del 4 de diciembre, en Bruselas.Aunque, en cualquier caso, la aprobación del Parlamento británico será ncesaria antes de un compromiso formal -ya se ha anunciado un debate a fondo en cuanto se reanuden las sesiones de los Comunes-, el señor Callaghan lleva a Bonn el lastre de una fuerte oposición en el seno de su partido a participar en el sistema. La mayoría de los diputados laboristas piensan que Londres perdería el timón de sus propias decisiones económicas, cuya dirección pa saría, de alguna manera, a Bonn como eje que será del nuevo mecanismo.

La ordenación monetaria perfilada por el canciller Schmidt y el presidente Giscard para reorganizar las monedas de la CEE y reducir sus fluctuaciones -en las que Bonn ve la mayor amenaza para la estabilidad económica continental- prevé una estrecha interrelación entre los tipos de cambio de cada una de las divisas nacionales, un nuevo fondo económico comunitario destinado a sostener las monedas sometidas a presión y el establecimiento de una nueva Unidad Monetaria Europea (ECU).

Para el señor Callaghan, que acude a Bonn en una posición de extrema debilidad política -en minoría parlamentaria, con un partido dividido en materia económica y salarial y con elecciones de por medio-, su cita de hoy con el fortalecido canciller germano es un hito en su mandato. El Mercado Común, y especialmente sus dos potencias, Alemania y Francia, ven en la respuesta de su compromiso europeo, muy disminuido por las profundas discrepancias entre Londres y sus socio en terrenos tan importantes como el pesquero o el agrícola.

Los argumentos manejados e Inglaterra en contra de la incorporación al esquema monetario que sustituirá a la actual serpiente no son sólo políticos, sino también técnicos. El Ministerio de Hacienda está convencido de que el desorden de los mercados monetarios es un síntoma más que una causa y que ésta hay que buscarla en la debilidad del dólar. El sistema propuesto para combatirlo es sólo un artificio para ayudar a la economía alemana, que obligará a los restantes miembros de la CEE a ajustar al alza sus divisas cada vez que el marco ascienda en los mercados internacionales. El Banco de Inglaterra, por su parte, advierte que si la economía británica gira en torno al marco, el control del dinero en circulación se dificultará extraordinariamente y con él la posibilidades de combatir eficazrnente la inflación, prioridad absoluta del Gobierno de Londres Según su análisis, de ahí a tener que aceptar políticas económicas conducentes a mayores niveles de desempleo y menor crecimiento podría no haber más que un paso.

Las razones que para el señor Callaghan apoyan el esquema de su anfitrión se reducen al sustancial argumento político de evitar el definitivo aislamiento inglés en un terreno decisivo y a la opinión favorable a la incorporación de un puñado de expertos, para quienes la salud de la libra se vería fortalecida a la sombra del marco, que la pondría a resguardo de las presiones especulativas. En cualquier caso, el primer ministro inglés intentará sacar partido en Bonn de la escisión aparecida el lunes en Luxemburgo entre los ministros de Finanzas de los nueve y que favorece, en líneas generales, la tesis británica en algunos aspectos técnicos. Italia e Irlanda, especialmente, se muestran ahora más partidarias del sistema de cesto propugnado por Londres como medio de relación de las monedas comunitarias y por el cual el tipo de cambio se refiere al promedio de todas ellas reflejado en la ECU, que dé la versión modificada de la actual serpiente, como lo quiere Alemania, que conduce directamente a un bloque monetario en torno al marco.

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