Los sindicatos alemanes piden nacionalización

El medio millar de delegados sindicales que toman parte en el XI Congreso de la DGB (Confederación de Sindicatos Alemanes) decidió por absoluta mayoría exigir la nacionalización de las industrias claves de la República Federal de Alemania, así como de los bancos y empresas de seguros, consideradas como decisivas.

Esta decisión, sin embargo, evolucionó poco después en el sentido de que ese objetivo sea tratado decisoriamente en un próximo congreso extraordinario de la DGB dentro de dos años. Otros puntos aprobados son la semana de 35 horas sin reducciones salariales, seis semanas de ...

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El medio millar de delegados sindicales que toman parte en el XI Congreso de la DGB (Confederación de Sindicatos Alemanes) decidió por absoluta mayoría exigir la nacionalización de las industrias claves de la República Federal de Alemania, así como de los bancos y empresas de seguros, consideradas como decisivas.

Esta decisión, sin embargo, evolucionó poco después en el sentido de que ese objetivo sea tratado decisoriamente en un próximo congreso extraordinario de la DGB dentro de dos años. Otros puntos aprobados son la semana de 35 horas sin reducciones salariales, seis semanas de vacaciones anuales, retiro a los sesenta años, prohibición del lock-out patronal, aceptación condicionada y restringida de la energía nuclear y varias mejoras en materia de jubilación y paro.

Según un comentarista del primer canal de la TV federal, «vuelve a escucharse el lenguaje de la lucha de clases». Para el diario conservador Die Welt, por ejemplo, las reivindicaciones sindicalistas son una vuelta a «los tiempos de Molok».

Con todo, en Hamburgo se ha buscado llegar al núcleo del problema social actual. El jefe de la DGB ha denunciado el lock-out como «claramente inmoral» y ha definido al sistema capitalista como «insorportable» si sigue basado como hasta ahora en el afán incontrolado por la ganancia. El presidente de la DGB que, de todas formas, se ha visto desbordado por las resoluciones de la base, regresar a la acción concertada, que abandonaron los sindicatos en 1977 al oponerse los patronos a la cogestión reglamentada por el Gobierno dos - años antes significaría dar beligerancia a los empresarios que emplearon la acción concertada como «instrumento para domar a los trabajadores». Los delegados pidieron el cierre de las dos «universidades militares» de Hamburgo y Munich, consideradas ghettos clasistas.

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