Cartas al director

Por qué perdió la guerra

He visto la película titulada Porqué perdimos la guerra, un filme en el que las nuevas generaciones se pueden percatar de la magnífica gesta que el pueblo español realizó oponiéndose a la sublevación franquista con muy limitados medios.Es de lamentar, no obstante, que esta maravillosa página de nuestra historia la quieran capitalizar, desde el principio de la cinta, un determinado grupo político, en este caso el anarco-sindicalista, que si su participación fue magnífica, generosa y hasta determinante la hazaña hay que atribuirla a todo el pueblo. Debe ser un patrimonio de las clases pro...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

He visto la película titulada Porqué perdimos la guerra, un filme en el que las nuevas generaciones se pueden percatar de la magnífica gesta que el pueblo español realizó oponiéndose a la sublevación franquista con muy limitados medios.Es de lamentar, no obstante, que esta maravillosa página de nuestra historia la quieran capitalizar, desde el principio de la cinta, un determinado grupo político, en este caso el anarco-sindicalista, que si su participación fue magnífica, generosa y hasta determinante la hazaña hay que atribuirla a todo el pueblo. Debe ser un patrimonio de las clases progresistas y antífaseistas en general.

Hacia el final de la película, que corresponde al final de la guerra civil, los comentaristas de la CNT-FAI cometen la equivocación de acusar a sus compañeros de lucha pertenecientes a otras tendencias políticas.

Su exagerado partidismo contrasta con la ecuanimidad del resto de los comentaristas, y llegan incluso al extremo de ensalzar el comportamiento de nuestros traidores. Justifican y alaban a los componentes de la nefasta Junta de Defensa, que fue el vínculo de entrega de nuestras tropas al fascismo internacional. Nos entregaron atados con la falaz promesa de una «paz digna y honrosa».

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Yo también luché en Madrid, Extremadura, Levante, Ebro, Cataluña... También he estado en los campos de concentración franceses, en el puerto de Alicante, en Albatera y varios años en distintas cárceles.

Consciente de quiénes eran y cómo obraban nuestros enemigos, no lo dudé un solo instante y regresé al territorio de la República que aún no había sido «liberado» para seguir la lucha, y no contra los anarquistas, sino contra el enemigo de todos los amantes de la libertad.

Entregarnos era ir al exterminio muchos, a las cárceles otros y a la opresión todos.

Presumíamos que la segunda guerra mundial era inevitable y eminente, que la sed de sangre de Hitler y Mussolini no quedaba saciada con la del pueblo español y que teníamos que resistir, teníamos que seguir luchando hasta que esta desgraciada circunstancia se diera, tal como sucedió a los cuatro meses justos de la canallesca entrega que de nosotros hicieron.

Por todas estas y muchas más razones, al oír a los comentaristas de la CNT-FAI alabar y ensalzar el «patríotismo» de aquellos componentes de la Junta de Defensa, calificándoles de salvadores de nuestro martirizado pueblo, me dio pena, me dio rabia...

Partit dels Socialistes CatalansPresidente de la Asociación de Aviadores de la República

Barcelona

Archivado En