Mañana serán enterrados en Tarragona los restos del cardenal Vidal i Barraquer

Mañana lunes llegarán los restos mortales del cardenal Vidal i Barraquer, procedentes de Suiza, a la villa de Cambrils (Tarragona), población en donde nació. El cardenal Vidal i Barraquer falleció en el exilio, en los años cuarenta, después de haberse negado a firmar la carta colectiva del episcopado español calificando de cruzada el levantamiento militar de julio de 1936. Su figura es reivindicada por el catalanismo político y por los católicos progresistas, como representativa de una actitud contrapuesta con la que era propia del conjunto del episcopado español en los años treinta.

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Mañana lunes llegarán los restos mortales del cardenal Vidal i Barraquer, procedentes de Suiza, a la villa de Cambrils (Tarragona), población en donde nació. El cardenal Vidal i Barraquer falleció en el exilio, en los años cuarenta, después de haberse negado a firmar la carta colectiva del episcopado español calificando de cruzada el levantamiento militar de julio de 1936. Su figura es reivindicada por el catalanismo político y por los católicos progresistas, como representativa de una actitud contrapuesta con la que era propia del conjunto del episcopado español en los años treinta.

El féretro será trasladado a la catedral de Tarragona, en donde será recibido por los integrantes de la Conferencia Episcopal de Cataluña y miembros de la Conferencia de Abades y Superiores Provinciales. A continuación se celebrará una misa que será dedicada a la reconciliación y a la paz. Terminado el oficio religioso, y en procesión, los restos del purpurado serán trasladados hasta su sepultura, situada en la capilla de San Fructuoso, de la catedral.Francisco Vidal i Barraquer nació en Cambri1s el 3 de octubre de 1868. Estudió derecho en la Universidad de Barcelona y teología en los seminarios de la Ciudad Condal y Tarragona. Ordenado sacerdote en 1899 se doctoró en derecho al año siguiente en Madrid. Como canónigo y arcipreste de Tarragona actuó intensamente en el patronato obrero.

Nombrado arzobispo de Tarragona en 1919, Benedicto IV le otorgó el capelo cardenalicio en 1921. Hombre culto y de una curiosidad casi universal, organizó el archivo histórico de la diócesis y el museo de prehistoria. Durante la dictadura de Primo de Rivera defendió el uso del catalán. Al proclamarse la República fue el personaje central de las relaciones entre la Iglesia y el Estado.

El Alzamiento de 1936 le sorprendió en Tarragona. Muy pronto se complicó su situación y el Gobierno de la Generalidad le facilitó la salida hacia Italia, al morir asesinado su obispo auxiliar, monseñor Borrás. Vivió en Italia, en la cartuja de Farneta (Lucca), hasta 1939. Con el obispo de Vitoria, monseñor Mateo Múgica, se negó a firmar la carta colectiva del episcopado español que representaba la aprobación de uno de los dos bandos en lucha. Su actitud pastoral no le permitía excluir a ningún español de su actividad en favor de la paz. Incluso llegó a ofrecerse como rehén para evitar desmanes de sus compatriotas.

El Gobierno de Franco se opuso a su vuelta a Tarragona, una vez terminada la guerra. El Papa encontró infundada la pretensión franquista y no exigió nunca la dimisión al cardenal y le mantuvo siempre como titular de la archidiócesis.

En el conclave que eligió a Pío XII figuró, a juicio de la prensa extranjera, como uno de los cardenales más importantes. Retirado en la cartuja de Valsainte (Suiza), murió el 13 de septiembre de 1943.

Su actitud de paz y no intromisión en los derechos del pueblo cristiano está en la base misma de algunas de las decisiones más importantes del Concilio Vaticano II. En 1970 Ramón Muntanyola publicó su biografía, Vidal i Barraquer, cardenal de la pau, cuyo título refleja con acierto la vida y la obra del arzobispo de Tarragona.

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