Tribuna:TRIBUNA LIBRE

Los partidos políticos, la información y la planificación familiar

Director General del Centro de Investigaciones Sociológicas

La reciente discusión en las Cortes Españolas de un proyecto de ley para la despenalización de los anticonceptivos ha vuelto a poner de actualidad el tema de la información sobre planificación familiar. Como investigador que he sido desde hace ya más de una década de este aspecto del comportamiento humano en nuestro país, me ha sorprendido extraordinariamente comprobar la falta de coherencia de buena parte de una clase política que, a nivel general, se muestra muy liberal y reformista, pero que, cuando llega a cierto...

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Director General del Centro de Investigaciones Sociológicas

La reciente discusión en las Cortes Españolas de un proyecto de ley para la despenalización de los anticonceptivos ha vuelto a poner de actualidad el tema de la información sobre planificación familiar. Como investigador que he sido desde hace ya más de una década de este aspecto del comportamiento humano en nuestro país, me ha sorprendido extraordinariamente comprobar la falta de coherencia de buena parte de una clase política que, a nivel general, se muestra muy liberal y reformista, pero que, cuando llega a ciertos temas concretos, parece anclada en actitudes inviables e incluso posiblmente perjudiciales hace una década.

En efecto, una clase política que no ha vacilado en defender la legalización de todos los partidos políticos, el establecimiento de regímenes preautonómicos para las regiones, la concesión de una amplia amnistía, la reforma Fiscal, la abolición de la pena de muerte, etcétera, se muestra confusa, inquieta, vacilante y contradictoria cuando se trata de adecuar la normativa legal a la realidad social en temas como la planificación familiar, el divorcio y otros temas similares.

Así, algunos parecen haber pensado que, si no había otro remedio, se podía llegar a despenalizar el uso de anticonceptivos, pero reservándose la capacidad de establecer «Iímites a la publicidad» de los mismos, lo que, en definitiva, significa una enorme posibilidad de restringir la libertad de informar y ser informado sobre un tema de máxima importancia para la inmensa mayoría de las españolas y de los españoles.

El tema tiene varios aspectos, y a ellos intentaré referirme brevemente. Dichos aspectos se refieren al derecho de los padres a planificar su descendencia, al derecho de los ciudadanos a la información, y, finalmente, a la cuestión de si la publicidad de anticonceptivos debe o no tener una consideración diferente a la de otros productos farmacéuticos.

Por lo que respecta al primer punto, el derecho de los padres a planificar su descendencia, quisiera señalar que los españoles, como el resto de los seres humanos en mayor o menor medida, han controlado de facto su natalidad desde hace siglos, a través de múltiples métodos, algunos muy sutiles, como el celibato o el retraso en la edad al casarse, y otros menos refinados, como el «coitus interruptus». Pero es que, además de esa situación de hecho, desde el Concilio Vaticano II, la propia Iglesia católica ha aceptado tal derecho bajo la denominación de «paternidad responsable». Pero, además, no hay que confundir las responsabilidades morales de quienes; sustentan determinadas creencias religiosas con las normas que deben regular la convivencia en las sociedades pluralistas.

Las estadísticas

El hecho concreto es que ya en 1965, y en una encuesta realizada en Madrid por el IOP, se ponía de manifiesto que sólo un 17% de los consultados se oponían en cualquier caso al control de la natalidad, un 36% afirmaba que se debía permitir en la forma autorizada por la Iglesia, un 30% que se debía permitir por cualquier. medio sólo cuando existan razones graves, y un 17% opinaba lisa y llanamente que debía haber libertad para tener o no hijos. Estas actitudes, conservadoras, pero no reaccionarias, fueron confirmadas por el estudio FOESSA de 1970. Así, a la pregunta de si los hijos debían decidirse por el marido y la mujer o debían tenerse «los que vengan», el 36% de una muestra nacional de amas de casa afirmaba que marido y mujer debían ser quienes decídieran si tener o no tener hijos. En dicha encuesta, igualmente, un 39% de las consultadas se oponían al empleo de métodos anticonceptivos en cualquier caso, pero el resto lo aceptaba enel caso de peligro para la madre (37%), de dificultades económicas (11%) o por acuerdo de los esposos (13%).

Así las cosas, en 1972 tuve ocasión de realizar un amplio estudio sobre «Natalidad y planificación familiar en España» mediante la ayuda de investigación de las Fundaciones Ford y Rockefeller. El estudio se basó en una muestra nacional de mujeres casadas de 15 a 45 años (es decir, las mujeres más implicadas directamente en el tema), cuyos resultados principales fueron publicados en diversos artículos en revistas profesionales. De uno de ellos tomo las principales conclusiones, que pienso son suficientemente pertinentes para el tema que ahora vuelve a ser de actualidad política (J. Diez Nicolás, «La mujer española y el control de la natalidad», Reproducción, Vol. I, n. 3, Madrid, 1974, págs. 223-239):

1) La inmensa mayoría de las mujeres españolas casadas de 15 a 45 años (ocho de cada diez) consideran que todos los matrimonios que puedan deben tener hijos.

2) A pesar de lo anterior, algo más de la mitad de las mujeres entrevistadas opina que los matrimonios deben decidir el número de hijos que tienen y cuándo tenerlos, en lugar de simplemente tener los hijos que vengan.

3) Casi la mitad de la muestra entrevistada afirma ser muy favorable o más bien favorable a la planificación familiar, aunque una de cada tres mujeres, aproximada.mente, está muy en contra o más bien en contra de la planificación.

Dictado de la conciencia Y, sin embargo, y esto es lo que considero más importante, en el mismo estudio resultaba obvia la existencia de un consenso bastante amplio en que debe haber información amplia y completa sobre todos los métodos de planificación familiar, dejando que cada cual los utilice o no según su conciencia. Casi siete de cada diez mujeres opinaban así. En efecto, un 15% opinaba que no debe haber ningún tipo de información sobre métodos para limitar el número de hijos o espaciar su nacimiento, un 68% cree que debe haber información amplia y completa sobre todos los métodos, dejando que cada cual los utilice o no según su conciencia; un 12 % opinaba incluso que a partir de un determinado número de hijos la limitación de la natalidad debería ser obligatoria.

En un estudio más reciente realizado por el C.I.S. con una muestra nacional de varones y mujeres mayores de dieciocho años, cuyos resultados han sido publicados en el número 1 de la Revista Española de Investigaciones Sociológicas, se ha puesto de manifiesto que el 69% de los consultados creen que los matrimonios deben decidir el número de hijos que tienen y cuándo tenerlos, frente a un 24% que opina que se deben tener los que vengan. Pero, además, y a la pregunta: «¿Cuál cree usted que debe ser la actuación del Estado en el tema de la planificación familiar?», las respuestas fueron: un 12 % partidarios de que no debe dar ningún tipo de información; un 28% opina que el Estado debe dar una información amplia y completa; un 39% va más allá y opina que el Estado debe dar facilidades y poner los medios adecuados, incluso un 4% cree que debe limitar la natalidad a partir de un determinado número de hijos.

Pero es que, aparte de los estudios a que he hecho referencia,existen otros argumentos. Creo sinceramente que la desperialización de los anticonceptivos debe ir precisamente acompañada de una intensa campaña de información (posiblemente desde la Seguridad Social) sobre las ventajas e inconvenientes de cada método de planificación familiar, pues cada uno de ellos tiene sus contraindicaciones concretas para parejas concretas en circunstancias concretas. El mejor modo de impedir el mal uso de los anticonceptivos no es precisamente limitando su publicidad, sino informando científicamente a través de clínicas, médicos, personal sanitario y asistentes sociales, y orientando adecuadamente a quien lo solicite. De otra forma sólo se logrará un uso indiscriminado que posiblemente dañara física y/o psicológicamente a muchas mujeres y parejas.

Publicidad

de anticonceptivos

Y esto lleva al tercer punto, relativo a la publicidad de anticonceptivos. Si no estoy equivocado, existe toda una normativa bastante pormenorizada que regula la publicidad de los productos farmacéuticos. Pues bien, regúlese la publicidad de anticonceptivos como corresponda de acuerdo con su consideración como productos farmacéuticos, pero no por ser anticonceptivos. En otras palabras, no creo necesaria una legislación especial, sino la aplicación de la legislación general que exista para los productos. farmacéuticos.

En resumen, creo que en la actualidad se puede afirmar lo siguiente: 1) existe una gran mayoría de españoles a favor de que los padres decidan el número y espaciamiento de los hijos; 2) existe una tendencia creciente a favor de la planificación familiar; 3) hay una gran mayoría a favor de que exista información amplia y completa. sobre métodos de planificación familiar, e incluso una gran proporción que desearía que el Estado diese facilidades y pusiera los medios adecuados para ello, y 4) no parece haber razones que justifiquen un tratamiento legal sobre publicidad de anticonceptivos diferente del que existe para los; demás productos farmacéuticos.

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