Una nube de gases tóxicos arrasa las costas del sur de Brasil

Dos personas muertas, unas diez hospitalizadas y toneladas de peces muertos así como caballos, perros, gatos, ratones y otros animales es el balance provisional de la nube de un gas altamente tóxico que desde hace unos días contamina el litoral marítimo del sur de Brasil.

Ayer la nube avanzó quinientos kilómetros al Norte, encontrándose en estos momentos a la altura de Porto Alegre, importante ciudad de más de un millón de habitantes, capital del estado de Río Grande do Sul.El ministro de Salud Pública, Paulo de Almeida Machado, que desde hace días había instalado su cuart...

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Dos personas muertas, unas diez hospitalizadas y toneladas de peces muertos así como caballos, perros, gatos, ratones y otros animales es el balance provisional de la nube de un gas altamente tóxico que desde hace unos días contamina el litoral marítimo del sur de Brasil.

Ayer la nube avanzó quinientos kilómetros al Norte, encontrándose en estos momentos a la altura de Porto Alegre, importante ciudad de más de un millón de habitantes, capital del estado de Río Grande do Sul.El ministro de Salud Pública, Paulo de Almeida Machado, que desde hace días había instalado su cuartel general, con treinta técnicos y expertos, en Vitoria do Palmar, donde por primera vez fueron sentidos los efectos del gas tóxico, se trasladó ayer a Tramandai, ciudad balneario próxima a Porto Alegre.

En el balneario de Pinhal, cerca de Tramandai, los alumnos de una escuela debieron ser evacuados rápidamente al comenzar a sentir fuerte tos y ojos llorosos, síntomas con los que se anuncia la llegada del gas venenoso.

El ministro anunció la Inminente llegada de una delegación técnica especializada, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dadas las dificultades que tienen los técnicos brasileños para determinar con exactitud las causas de esta catástrofe ecológica.

En un principio, los especialistas y autoridades sanitarias locales admitieron la posibilidad de que las emanaciones de este gas tóxico en un área de más de doscientos kilómetros del litoral, procedieran de un buque brasileño, el Taquari, que naufragó el 13 de abril de 1969, con una carga de mercurio industrial, cerca de una playa uruguaya.

Un equipo de neurólogos, enviado a esta zona el pasado día 16 de abril, manifestó que «los animales, especialmente los gatos, están presentando problemas en las patas posteriores, lo que indica una lesión neurológica».

Además de especialistas del Centro de Estudios Toxicológicos de la Universidad federal de Río Grande do Sul, expertos de la marina de guerra y de la secretaría de Tecnología Ambiental de San Pablo trabajan incesantemente para determinar las causas de las extrañas emanaciones.

El pasado martes el Ministerio de Salud Pública anunció que el origen de los gases tóxicos radicaba en una sustancia pesticida, el isotiocianiato de metilo, elemento químico usado en la agricultura para combatir los insectos y que, en contacto con el agua, provocó los gases contaminantes que matan fauna y flora del sur de Brasil.

En los animales muertos, incluyendo los cobayos, pudo comprobarse la presencia de esta sustancia en los dieciocho puestos que a lo largo de la costa marítima tiene establecido este departamento.

De esta forma quedaría eliminada la hipótesis de la carga de mercurio industrial hundida en las costas uruguayas, cerca de Brasil, para recaer las sospechas sobre el navío Itapage, que hace meses arrojó sustancias tóxicas al mar en la costa del estado de San Pablo, cuando la embarcación amenazaba naufragar durante una tormenta.

Los técnicos afirman que el producto venenoso, en forma de cristales, pudo haber sido llevado al Sur por las corrientes marinas. Sin embargo, los expertos que trabajan con el ministro aún no han confirmado que el origen de la nube tóxica esté en este pesticida.

Entretanto al éxodo de las poblaciones que tienen que ser evacuadas con urgencia se suma ahora el problema de los pescadores. En el estado de Río Grande do Sul, y ayer en el estado de Santa Catarina, ha sido prohibido el consumo de pescado extraído del litoral marítimo afectado por el tóxico, y decenas de miles de pescadores han de hacer frente a grandes pérdidas económicas

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