Clima de inseguridad en la central nuclear de Lemóniz

Una llamada telefónica anónima que anunciaba la colocación de un artefacto explosivo en la central nuclear de Lemóniz obligó, a mediodía de ayer, a desalojar las obras por décima vez desde que, el pasado 17 de marzo, se registrase una explosión que causó la muerte de dos trabajadores.

En algunas de estas comunicaciones se ha llegado incluso a precisar la hora en la que iba a explosionar la bomba, pese a que luego se ha demostrado en todos los casos la falsedad de la información. No siempre se ha empleado como amenaza el nombre de ETA, aunque el recuerdo todavía reciente del atentad...

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Una llamada telefónica anónima que anunciaba la colocación de un artefacto explosivo en la central nuclear de Lemóniz obligó, a mediodía de ayer, a desalojar las obras por décima vez desde que, el pasado 17 de marzo, se registrase una explosión que causó la muerte de dos trabajadores.

En algunas de estas comunicaciones se ha llegado incluso a precisar la hora en la que iba a explosionar la bomba, pese a que luego se ha demostrado en todos los casos la falsedad de la información. No siempre se ha empleado como amenaza el nombre de ETA, aunque el recuerdo todavía reciente del atentado ha hecho que la empresa optase en todos los casos por desalojar el recinto como medida precautoria.

Al margen de las horas perdidas -la jornada laboral suele quedar interrumpida a partir de la llamada telefónica-, un portavoz de la empresa Iberduero, SA ha destacado el clima permanente de inseguridad que reina en las obras, lo que se traduce en forma de absentisme laboral y una muy baja producción.

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