Venta ilegal de retablos e imágenes de una iglesia de León

Los vecinos del pueblo leonés de Villaviciosa de la Ribera han vendido a unos desconocidos anticuarios dos retablos y siete imágenes, una de ellas gótica, por 275.000 pesetas. Es un ejemplo más de la desaparición del patrimonio artístico a manos de una extraña mezcla de intereses, desidias e ignorancias. El mercado furtivo del arte se beneficia de muchos factores: la falta de catalogación fiable y actualizada es uno de ellos. Por eso los compradores centran su campo de acción en pequeños templos rurales, lejos de museos y grandes templos, donde existe una catalogación perfecta y unas...

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Los vecinos del pueblo leonés de Villaviciosa de la Ribera han vendido a unos desconocidos anticuarios dos retablos y siete imágenes, una de ellas gótica, por 275.000 pesetas. Es un ejemplo más de la desaparición del patrimonio artístico a manos de una extraña mezcla de intereses, desidias e ignorancias. El mercado furtivo del arte se beneficia de muchos factores: la falta de catalogación fiable y actualizada es uno de ellos. Por eso los compradores centran su campo de acción en pequeños templos rurales, lejos de museos y grandes templos, donde existe una catalogación perfecta y unas garantías de memoria colectiva. El caso de Villaviciosa de la Ribera es un ejemplo típico. El pueblo tiene dos iglesias: al construir el nuevo templo, el viejo quedó prácticamente abandonado. La nueva iglesia se llenó de santos actuales y las viejas tallas y retablos quedaron olvidados en la antigua. Un buen día, la techumbre de la iglesia se derrumba y los vecinos no conciben mejor recurso para allegar fondos que permitan su reparación que vendiendo algunos santines viejos. Se formaliza la venta con un anticuario desconocido: 275.000 pesetas por dos retablos y siete imágenes. Cuarenta y dos de los 45 vecinos del pueblo firman el documento de venta. Todos se hacen solidariamente responsables.La voz de alarma se da un mes después, cuando las obras de reparación de la iglesia ya están casi terminadas. Naturalmente, la venta es ilegal e infringe varias disposiciones en la materia. Seguramente quienes vendieron no tenían conciencia de ello.

¿Pero qué es lo que se ha vendido exactamente?, ¿qué valor artístico tenían los retablos y las imágenes? Aquí es donde empiezan las evasivas. No existen catalogaciones fiables, no hay datos. El consejero provincial de Bellas Artes dice que sabe lo que ha leído en la prensa provincial y que ha cursado los oportunos avisos a la superioridad. El presidente de la Comisión de Monumentos confiesa que es la primera noticia que tiene del hecho. El delegado de Educación y Ciencia nos remite al de Cultura, y éste confiesa la falta de catálogos e indica que ha comunicado el hecho al director general. En el catálogo de Gómez Moreno no figuran referencias.

En el Obispado de León se conocía el mal estado de la iglesia, y un representante de la diócesis se desplazó al pueblo para dar soluciones. Se advirtió a los vecinos que no podían vender, pero cuando, a los pocos días, se personó allí el director del Museo Diocesano, los retablos e imágenes habían desaparecido. Los vecinos declaran con buena fe que lo han hecho para reparar la iglesia: «Acabamos de poner agua en el pueblo y no teníamos dinero», dicen, y muestran el documento de venta. firmado y rubricado todos a una, como en Fuenteovejuna, con 42 firmas.

Por los datos sobre el lote vendido se sabe que uno de los retablos era del siglo XVII, con seis lienzos de mediano tamaño. El otro, barroco churrigueresco. En cuanto a las imágenes, parece que tres eran góticas, dos de ellas tardías, y las restantes de los siglos XVII y XVIII. Según todas las opiniones, el precio pagado por todo ello es ridículo.

Afortunadamente, parece que el affaire podrá tener un final feliz. Un portavoz del Museo Diocesano nos indica que se ha localizado el lote en manos de un anticuario de León. Ahora habrá que deshacer una curiosa venta ilegal.

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