Silencio en la reunión de Argel
El «frente de firmeza», integrado por Argelia, Libia, Siria, Yemen del Sur y la Organización de Liberación de Palestina, celebró ayer en Argel la primera reunión preparatoria de la «cumbre» de jefes de Estado, prevista para el jueves y viernes próximos.Esta reunión ministerial ha estado marcada por un discurso moderado del jefe de la diplomacia argelina, Abdelaziz Buteflika.
La conferencia ministerial del «frente de firmeza» se ha abierto en medio de una marcada dosis de escepticismo en torno a las posibilidades de elaboración de medidas concretas susceptibles de ser refrendadas por los...
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El «frente de firmeza», integrado por Argelia, Libia, Siria, Yemen del Sur y la Organización de Liberación de Palestina, celebró ayer en Argel la primera reunión preparatoria de la «cumbre» de jefes de Estado, prevista para el jueves y viernes próximos.Esta reunión ministerial ha estado marcada por un discurso moderado del jefe de la diplomacia argelina, Abdelaziz Buteflika.
La conferencia ministerial del «frente de firmeza» se ha abierto en medio de una marcada dosis de escepticismo en torno a las posibilidades de elaboración de medidas concretas susceptibles de ser refrendadas por los demás Gobiernos árabes opuestos al diálogo egipcio-israelí.
Los ministros de Asuntos Exteriores se reúnen en el principal hotel de la capital argelina a puerta cerrada, para trazar el orden del día de la «cumbre», mientras sus inmediatos colaboradores participan en los trabajos de la comisión política creada para preparar el contenido de la declaración final, en la que, según Argelia, se deben evocar las responsabilidades concretas de cada país en lo que concierne al apoyo político-militar a Siria y a los palestinos.
Buteflika declaró en su discurso que en Oriente Próximo se ha rebasado la noción de simple desequilibrio de fuerzas contra Israel y existe una amenaza directa al «patrimonio revolucionario» de todo el mundo árabe. En opinión del responsable argelino, el plan de liquidación de la resistencia palestina en el que participaría Egipto tiene su prolongación en la zona del Magreb, con la tentativa de negar a un pueblo (el saharaui) su propia autodeterminación y con la intervención militar de una potencia extranjera (Francia) en esa región.