Aumenta en Nicaragua la oposición a Somoza

La situación en Nicaragua se hace cada día más crítica, a causa de los constantes enfrentamientos entre la Guardia Nacional y los manifestantes, que piden la renuncia del dictador Anastasio Somoza. Los choques más serios se han producido en los alrededores de la Universidad, después de la detención por parte de la policía de más de cincuenta estudiantes.Entretanto, a la huelga nacional convocada por industriales, comerciales y ganaderos, y que ha reducido a poco más del 20% la actividad del país, se han unido empleados de dos sucursales del Banco Central. Son, de esta manera, los primeros empl...

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La situación en Nicaragua se hace cada día más crítica, a causa de los constantes enfrentamientos entre la Guardia Nacional y los manifestantes, que piden la renuncia del dictador Anastasio Somoza. Los choques más serios se han producido en los alrededores de la Universidad, después de la detención por parte de la policía de más de cincuenta estudiantes.Entretanto, a la huelga nacional convocada por industriales, comerciales y ganaderos, y que ha reducido a poco más del 20% la actividad del país, se han unido empleados de dos sucursales del Banco Central. Son, de esta manera, los primeros empleados públicos que se suman al movimiento huelguístico.

A medida que se deteriora la situación, desaparecen las esperanzas de una negociación que resuelva la crisis. Uno de los dirigentes de la huelga, Alfonso Robeo, presidente de una importante confederación de empresarios, declaró que no habla «ninguna posibilidad ni interés de diálogo con Somoza».

El movimiento en contra del presidente de Nicaragua, el más amplio e importante de los últimos treinta años, tiene su origen inmediato en la reacción popular provocada por el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro, director del diario La Prensa y permanente hostigador del régimen de Somoza. Aunque, en principio, los supuestos autores del crimen confesaron que les había pagado el propietario de Plasmacentro, industria floreciente que especula con sangre humana y en la que posee intereses el propio Somoza, luego se retractaron de sus declaraciones, que confesaron haber hecho «bajo presiones».

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