El compromiso entre defensores de la energía nuclear y ecologistas parece imposible

La comisión de las Comunidades Europeas, bajo el patrocinio de su miembro responsable del sector nuelear, el alemán Guido Brunner, celebró su segunda ronda de debates públicos sobre la energía nuclear, sin logar ningún indicio de compromiso entre las tesis defendidas por los pro-nucleares y las expuestas por los anti-nucleares.El pasado mes de noviembre el diálogo fue más fructífero. Por el contrario, durante la semana que termina, el debate fue un simple enfrentamiento de tesis.

El incidente en la central nuclear deTihange, en Bélgica, que contaminó a varios trabajadores,...

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La comisión de las Comunidades Europeas, bajo el patrocinio de su miembro responsable del sector nuelear, el alemán Guido Brunner, celebró su segunda ronda de debates públicos sobre la energía nuclear, sin logar ningún indicio de compromiso entre las tesis defendidas por los pro-nucleares y las expuestas por los anti-nucleares.El pasado mes de noviembre el diálogo fue más fructífero. Por el contrario, durante la semana que termina, el debate fue un simple enfrentamiento de tesis.

El incidente en la central nuclear deTihange, en Bélgica, que contaminó a varios trabajadores, fue centro de disputas. El director de la central, el profesor de la Universidad Libre de Bruselas, Van Den Damme, dijo que «se había exagerado con fines políticos» el incidente de la central nuclear.

Los grupos ecologistas replicaron añadiendo que «los efectos de la contaminación pueden venir más tarde».

Los hechos ocurrieron el pasado 13 de este mes, cuando se rompió un compartimiento del núcleo principal de la central atómica, dejando escapar agua con residuos radiactivos (iodo 131), que habrían contaminado a vairios trabajadores.

Los anti-nucleares y parte de la opinión pública se interrogaron del por qué la noticia no se difundió hasta diez días después del incidente, gracias a la denuncia de un grupo de ecologistas miembros de la organización Amigos de la Tierra.

El caso de la central de Tihange, enrareció el debate nuclear de la Comisión Europea. En vez de ir a, un análisis profundo de los problemas de seguridad del sector nuclear, los participantes polemizaron sin posibilidad de sacar nada en claro.

Los ecologistas intentaron llevar el debate por el camino de «la elección de sociedad», que supone aceptar o no el desarrollo de la energía nuclear. Insistieron por la orientación «antidemocrática» que lleva la era nuclear.

Los defensores del nuclear respondieron en términos de crecimiento del PNB y la necesidad del nuclear, antes de llegar a otras fuentes de energía.

A nivel de lo pintoresco hay que destacar la intervención del profesor francés, Denlelou, defensor de la tesis nuclear, quien dijo que si existe un peligro de «sociedad fascista», ésta radica en el desarrollo de la energía solar, que creará una sociedad de «segundas residencias», al término de la cual se encontrará el «Camboya ecológico»...

Ante la falta de seriedad en esa segunda fase de «debates públicos» -cuyo objetivo era demostrar a la opinión pública europea los aspectos positivos del átomo-, Guido Brunner se abstuvo de anunciar un tercer encuentro.

Por el momento, las posturas entre defensores o detractores de la energía nuclear, parecen irreconciliables.

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