Prudencia soviética en las conversaciones con Bumedian

Argelia y la Unión Soviética mantienen puntos de vista «similares» en lo que concierne a la búsqueda de medios susceptibles de fomentar una acción común árabe en defensa de la resistencia palestina. Esta es la fórmula empleada en Moscú para traducir el clima de las conversaciones argelino-soviéticas, en las que no participa Leónidas Brejnev, por seguir aquejado de un ataque gripal, según la versión distribuida a los medios informativos.El presidente Huari Bumedian y el primer ministro soviético, Alexis Kosigyn, han señalado, de nuevo, el carácter «estable» de las relaciones entre ambos reg...

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Argelia y la Unión Soviética mantienen puntos de vista «similares» en lo que concierne a la búsqueda de medios susceptibles de fomentar una acción común árabe en defensa de la resistencia palestina. Esta es la fórmula empleada en Moscú para traducir el clima de las conversaciones argelino-soviéticas, en las que no participa Leónidas Brejnev, por seguir aquejado de un ataque gripal, según la versión distribuida a los medios informativos.El presidente Huari Bumedian y el primer ministro soviético, Alexis Kosigyn, han señalado, de nuevo, el carácter «estable» de las relaciones entre ambos regímenes y la «concordancia» de sus tesis de principio sobre los problemas que conmocionan al Oriente Próximo.

Lo cierto es que Moscú mantiene sobre el conflicto en Oriente Próximo una actitud de prudencia diferente a la posición argelina, y no se ha comprometido públicamente a apoyar el documento aprobado por el «frente de resistencia» árabe en la conferencia de Trípoli, debido a que éste no tiene en cuenta el contenido de las resoluciones tomadas por el Consejo de Seguridad de la ONU sobre el referido terna, así como el principio de la conferencia de Ginebra.

Argelia y la URSS difieren también en el tratamiento a dar al conflicto palestino, a la luz de las iniciativas tomadas por Egipto.

En opinión de la citada fuente sería un error soslayar una negociación política, incluso si ésta debe comprender una serie de condiciones que choquen frontalmente con el «espíritu de Trípoli», lo que no significa, por supuesto, que la Unión Soviética acepte el principio, de conversaciones por separado que ha seguido al viaje de Sadat a Israel, ni que admita que haya que dejar a la resistencia palestina, al margen de un acuerdo global. Sobre estos dos puntos hay un entendimiento completo entre soviéticos y argelinos.

El jefe del Gobierno soviético, Alexei Kossyguin, en el transcurso del banquete ofrecido a Bumedian, lanzó las palabras más duras contra el presidente egipcio, Anuar el Sadat, que hasta ahora han pronunciado, los dirigentes soviéticos. Kossyguin denunció «la política de capitulación» de Sadat, y reiteró que Moscú mantiene su postura de encontrar un arreglo «total y justo» en la región, arreglo del que no debe ser excluida la resistencia palestina.

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