Cartas al director

Cuarenta años de opresión

¿Con Franco vivíamos mejor? Acaban de publicarse en esta sección dos cartas afirmándolo. Siempre hubo quienes, por el egoísmo personal de vivir bien, y sin pensar en los demás, eludieronmirar cara a cara a la realidad. ¿Es que el señor Pérez y la señora Hernández nunca supieron que hubo miles y miles de españoles injustamente detenidos, maltratados, juzgados, condenados, e incluso fusilados, e infinidad de familias sumidas en la miseria por el franquismo? Seguramente conocían estos hechos, pero es mucho más cómodo ignorar lo que puede hacer pensar, cuando se carece de opinión y de ideales. ¡Y ...

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¿Con Franco vivíamos mejor? Acaban de publicarse en esta sección dos cartas afirmándolo. Siempre hubo quienes, por el egoísmo personal de vivir bien, y sin pensar en los demás, eludieronmirar cara a cara a la realidad. ¿Es que el señor Pérez y la señora Hernández nunca supieron que hubo miles y miles de españoles injustamente detenidos, maltratados, juzgados, condenados, e incluso fusilados, e infinidad de familias sumidas en la miseria por el franquismo? Seguramente conocían estos hechos, pero es mucho más cómodo ignorar lo que puede hacer pensar, cuando se carece de opinión y de ideales. ¡Y qué pena me dan estas pobres gentes, incapaces de sentir, vibrar, luchar por una causa que se creajusta! No meditando sobre lo que nos rodea, se evitan complicaciones y problemas, indudablemente. Parece ser que daba igual que otros sufrieran persecución, mientras en la calle, el terror con que se sometió a los disconformes, garantizara a estos españoles «que no querían saber» una paz absoluta. Hubo una gran dama, rodeada de lujos, belleza y comodidades, que al tener que enfrentarse en cierta ocasión con la miseria, la enfermedad y la fealdad huyó, porque su «exquisita sensibilidad» no podía soportar espectáculo tan deprimente... Hay muchas gentes como esta señora: lo importante no es evitar los fallos de un sistema, derribándolo si es preciso, sino que estos fallos estén bien ocultos, oprimiendo e incluso eliminando a cuantos hayan querido denunciarlos. Parece ser -repito- que todavía hay quien opina que sería mejor seguir como durante estos últimos cuarenta años: siendo perseguidos, encarcelados, torturados, asesinados, o teniendo que exilarse, nuestros intelectuales, nuestros artistas, nuestros poetas, nuestros estudiantes y nuestros trabajadores. Pero, eso sí: con nuestras calles bien custodiadas por las fuerzas del orden, limpias de alborotos de todo tipo, para que todos los señores Pérez y todas las señoras Hernández de toda España pudieran seguir paseando tranquilamente...

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