El Gobierno francés aplica la extradición al abogado Croissant

«Ocurra lo que ocurra, no me suicidaré; si un día aparece mi cadáver en una prisión alemana, que nadie piense que he desaparecido por mi propia voluntad», declaró a uno de sus defensores el abogado alemán Maus Croissant, momentos antes de que se efectuara su extradición, poco antes de medianoche de ayer, en un avión alemán que despegó del aeropuerto de Coulonnier, ubicado en la región parisiense, para emprender viaje con rumbo a la ciudad germana de Colonia.

La extradición del abogado de Andreas Baader y de los grupos izquierdistas alemanes había sido concedida ayer tarde por la justici...

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«Ocurra lo que ocurra, no me suicidaré; si un día aparece mi cadáver en una prisión alemana, que nadie piense que he desaparecido por mi propia voluntad», declaró a uno de sus defensores el abogado alemán Maus Croissant, momentos antes de que se efectuara su extradición, poco antes de medianoche de ayer, en un avión alemán que despegó del aeropuerto de Coulonnier, ubicado en la región parisiense, para emprender viaje con rumbo a la ciudad germana de Colonia.

La extradición del abogado de Andreas Baader y de los grupos izquierdistas alemanes había sido concedida ayer tarde por la justicia francesa y sólo el poder político, según la legislación, hubiese podido interceptarla. Nadie esperaba este desenlace relámpago, aunque el Gobierno francés había recalcado su actitud en favor de la petición de las autoridades alemanas.Anoche, en cuanto se conoció la noticia, todas las fuerzas políticas de izquierda, desde los movimientos izquierdistas hasta los partidos socialista y comunista, se manifestaron severamente contra la decisión del Gobierno francés.

El abogado defensor Roland Dumas, que defendió a Croissant ante la justicia francesa, subrayó que la extradición evidenciaba «una triste imagen de los magistrados franceses».

El Gobierno alemán había efectuado dos demandas de extradición contra Croissant: una por asistencia a «asociación de malhechores», y la otra por asistencia a «asociación de terroristas»; en el primer caso, tras ser juzgado en Alemania, el abogado podía ser condenado a una pena de seis meses a cinco años de prisión; en el segundo, la pena iría de cinco a diez años de cárcel. La justicia francesa ha concedido la primera extradición, la menos grave, y rechazado la segunda. En consecuencia, según la ley y las convenciones internacionales, la justicia de Alemania sólo podrá juzgar a Klaus Croissant por los delitos que dieron origen a la primera demanda de extradición concedida ayer.

Ahora bien, según las leyes francesas, el poder político tiene que resignarse cuando la justicia ha rechazado una demanda de extradición. Sin embargo, cuando ha sido concedida, como en el caso Croissant, el Gobierno puede, o no, interceptar la decisión jurídica. En el caso presente, las autoridades políticas francesas «de manera bastante rápida», se nos aseguró en los medios oficiales, podrán autorizar, o no, la extradición del abogado alemán,

El martes, a pesar de la prohibición de la policía, se manifestaron 5.000 personas en París, siguiendo un llamamiento de los movimientos de extrema izquierda. Ayer diversas personalidades se declararon contra la extradición. Cien abogados, con toga, protestaron en el Palacio de Justicia de París momentos antes del veredicto del tribunal. En todos los casos se hacía hincapié en que «más allá del caso Croissant están las libertades democráticas y toda la tradición del derecho de asilo».

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