La «raya de la anmistía»

«La concesión de una amnistía total es indispensable para lograr una auténtica reconciliación nacional, y, lo que es más, una verdadera pacificación del País Vasco.El acierto de que sea precisamente el Parlamento el que se defina sobre tan importante tema sería otro aspecto a destacar. Porque han de ser los propios parlamentaríos elegidos democráticamente los que, con toda la responsabilidad que les confiere su cargo, se pronuncien sobre éste y todos los demás temas de alta política que sean vitales para el país. De esta forma se evitará el oportunismo con que algunos han esgrimido la amnistía...

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«La concesión de una amnistía total es indispensable para lograr una auténtica reconciliación nacional, y, lo que es más, una verdadera pacificación del País Vasco.El acierto de que sea precisamente el Parlamento el que se defina sobre tan importante tema sería otro aspecto a destacar. Porque han de ser los propios parlamentaríos elegidos democráticamente los que, con toda la responsabilidad que les confiere su cargo, se pronuncien sobre éste y todos los demás temas de alta política que sean vitales para el país. De esta forma se evitará el oportunismo con que algunos han esgrimido la amnistía para erigirse en únicos portavoces y abanderados de un tema de interés nacional.

Una vez trazada esa «raya de la amnistía», que casi con toda seguridad se marcará en la fecha del 15 de junio, la normalidad debe volver a presidir las relaciones humanas y políticas en este país. Y muy especialmente en el País Vasco. Para ello, habrán de ser los partidos vascos que alcanzaron el liderazgo en las pasadas elecciones los que asuman las responsabilidades que el voto popular depositó en ellos.

Ya tenemos a los presos en las calles y ya tenemos a nuestros repre sentantes en las Cortes. Que estos partidos -PNV, PSOE, PCE, etcétera- de fuerte arraigo en el País Vasco asuman todos sus deberes y dejen esa segunda fila a la que hasta ahora parecían estar aban donados. La calle ya no puede ser un instrumento válido de lucha política-y los grandes partidos, al tiempo que reconocen este hecho, deben convertirse en los abande rados de la política en su propio seno y en el Parlamento. Ha llegado el momento de que, rechazando chantajes aceptados en, otras épocas, los grandes dejen de seguir la pauta marcada por los pequeños en armas.»

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3 octubre

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