Infructuosos intentos de mediación entre Etiopía y Somalia

Pese a los intentos de mediación llevados a cabo por varios países para poner término al conflicto que divide a Somalia y Etiopía, la situación en el llamado cuerno de Africa es cada vez más precaria y corre el riesgo de perturbar radicalmente el equilibrio estratégico de todo el Este africano.Rompiendo un largo silencio oficial, las autoridades argelinas han preconizado esta semana las virtudes de la negociación pacífica entre los dos hermanos de la familia socialista africana, evitando escrupulosamente tomar partido por uno u otro bando.

A Somalia se le critica, implícitamente,...

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Pese a los intentos de mediación llevados a cabo por varios países para poner término al conflicto que divide a Somalia y Etiopía, la situación en el llamado cuerno de Africa es cada vez más precaria y corre el riesgo de perturbar radicalmente el equilibrio estratégico de todo el Este africano.Rompiendo un largo silencio oficial, las autoridades argelinas han preconizado esta semana las virtudes de la negociación pacífica entre los dos hermanos de la familia socialista africana, evitando escrupulosamente tomar partido por uno u otro bando.

A Somalia se le critica, implícitamente, por su voluntad de aceptar una asistencia militar de Estados Unidos u otras potencias occidentales, ayuda que, según Argel, vendría a complicar la situación, mientras la joven dirección de Addis Abeba es tildada entre líneas de precipitación política y tozudez en su empeño por no negociar aquellos problemas heredados de la época colonial, como lo es la cuestión eritrea.

La misión oficial enviada a ambos países beligerantes por la República malgache, dirigida por el Presidente de la Asamblea Nacional de Tananarivo, Michel Andrianarahi, puso ayer término a su estancia en Moadiscio después de constatar lo infructuoso de los resultados.

Los representantes malgaches dieron a entender que tanto el presidente somalí, Siad Barre, como el dirigente etíope, Mengistu Haile Marian dan muestras de un antagonismo irreductible, donde no queda mucho lugar para la búsqueda de una solución razonable.

Para Addis Abeba una mediación sólo sería posible si las fuerzas invasoras somalies y sus aliados eritreos se retiraran más allá de Karora, en el mar Rojo, y de Mandera, ésta última localidad situada en la frontera somalo-etíope.

Pero en la práctica, las tropas etíopes no están en condiciones de sostener esas alegaciones, tras haber sufrido graves reveses en los dos frentes del Ogaden y Eritrea. En este último, según las informaciones del Frente de Liberación de Eritrea (FLE), los guerrilleros ocuparon esta semana la localidad de Mandafara, importante nudo de comunicaciones entre Asmara y Addis Abeba.

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Los etíopes no llegan a controlar por completo las tres localidades en que todavía mantienen fuerzas regulares: Asmara y los puertos de Assab y Massaua en el mar Rojo, en los que la guerrilla hace acto de presencia con toda libertad a la caída de la noche.

Las campanas de movilización popular lanzadas por el régimen de Addis Abeba, pese a su carácter masivo y la forma dramática en que se realizan éstas (Somalia habla de enrolamiento forzado de jóvenes en las milicias), no ha modificado sensiblemente las coordenadas militares del conflicto.

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