España pide entrar en la Europa democrática

El señor Oreja presentó ayer la solicitud española de adhesión al Mercado Común

A las 12.30 del jueves 28 de julio de 1977, Marcelino Oreja, ministro español de Asuntos Exteriores, entregó al presidente en funciones del Consejo de las Comunidades Europeas, el ministro belga de Asuntos Exteriores, Henry Simonet, las tres cartas en que el Gobierno español solicita oficialmente «la apertura de negociaciones con vistas a la integración de España a las Comunidades Europeas» (CEE, CECA y Euratom).

«El acontecimiento es histórico, tanto para España como para las Comunidades», declaró Henry Simonet en el palacio D'Egmont.El Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de las...

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A las 12.30 del jueves 28 de julio de 1977, Marcelino Oreja, ministro español de Asuntos Exteriores, entregó al presidente en funciones del Consejo de las Comunidades Europeas, el ministro belga de Asuntos Exteriores, Henry Simonet, las tres cartas en que el Gobierno español solicita oficialmente «la apertura de negociaciones con vistas a la integración de España a las Comunidades Europeas» (CEE, CECA y Euratom).

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«El acontecimiento es histórico, tanto para España como para las Comunidades», declaró Henry Simonet en el palacio D'Egmont.El Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de las Comunidades dará, probablemente, un «sí» político a la solicitud española en su reunión del 20 de septiembre, en Bruselas. Los nueve encargarán, a continuación, a la Comisión Europea, que dirige Roy Jenkins, que prepare un informe sobre las modalidades de negociación con España, documento que llegará en primavera, posiblemente después de las elecciones francesas, para evitar polémicas en la campaña electoral gala, donde comunistas y gaullistas coinciden, por razones electorales, en un «no» a la entrada de España en el Mercado Común.

Sólo al término del informe de la Comisión se iniciarán las negociaciones. Estas durarán de tres a cinco años, antes de que España pueda ingresar en las Comunidades como miembro de pleno derecho. Un período de adaptación, de cinco a ocho años, según sectores, será necesario, después de la adhesión, antes de conseguir una armonización total de España en las Comunidades Europeas. Tales son las «previsiones» de los expertos en medios comunitarios, previsiones que Marcelino Oreja y Henry Simonet se abstuvieron de confirmar o desmentir, durante su conferencia de prensa.

Marcelino Oreja hizo referencia a su cena de la noche del miércoles con Joseph Luns, secretario general de la OTAN y los embajadores de los principales países miembros de la Alianza.

Anunció también una gira por las capitales de los nueve del presidente Adolfo Suárez, en el curso de los meses de otoño. El objetivo será presionar a cada Gobierno de los nueve para que, sin prisas pero sin pausas, tomen en serio la candidatura de España. Que todo salga bien constituye el primer objetivo del Gobierno Suárez, sobre todo porque, a fin de cuentas, es quien ha tomado unilateralmente la decisión de solicitar con rapidez el ingreso de España en las Comunidades Europeas.

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El entusiasmo del señor Oreja, frente a la prudencia de Simonet

En rueda de prensa ante un centenar de periodistas acreditados ante las Comunidades, quedó claro el entusiasmo del ministro español, señor Oreja, frente a la prudencia del ministro belga, Simonet.

Marcelino Oreja inició su alocución con perfecto dominio del francés, recordando que el «primer Gobierno democrático» español, había incluido con prioridad su integración a Europa en su programa de gobierno.

Henry Simonet se felicitó del símbolo de la llegada de España a las puertas de las Comunidades. Mostró su confianza en un futuro «en el- que el Gobierno belga hará todo lo posible para llegar al objetivo final, en un plazo razonable».

Pero Simonet no ocultó sus temores frente al proceso de ampliación de la CEE, con la entrada de Grecia, Portugal y España. Citó problemas institucionales, «que debe resolver la CEE actual y que no pueden servir de argumento para frenar la ampliación». Recordó, además, problemas económicos, industriales y agrícolas, derivados de querer extender una comunidad en crisis a otros tres Estados con economías más débiles que las comunitarias.

Como el «optimismo» oficial debía ser la regla de oro de esa "jornada histórica», todo quedó ahí. La confrontación vendrá con la negociación. Y esto no es para mañana. De momento, el señor Oreja puede regresar a Madrid satisfecho de «su» operación, y esperar a verlas venir.

Marcelino Oreja se mostró contrario a la «globalización» de las tres candidaturas a la CEE. «Cada uno es un caso distinto». Tampoco cree en los períodos de «pre-adhesión». Si, en cambio, en la cooperación política, a escala bilateral, entre España y los nueve.

¿Hay que ligar la candidatura a la CEE con la consolidación de la democracia? «La democratización depende exclusivamente del pueblo español », señaló el señor Oreja.

Visto que el ingreso total de España en la CEE no hay que esperarlo para antes de ocho o nueve años, EL PAIS preguntó a Henry Simonet si el hecho de contar con tina candidatura de adhesión sobre la mesa cambiaría el «clima» de las relaciones diarias entre España y el Mercado Común, en materia de litigios pesqueros, proteccionismo textil o preferencias para las naranjas. «Todo está ligado y hay que esperar concesiones, pero por cada parte. Será el golpe por el golpe, en algunos casos, pero no se pueden hacer previsiones. No existe un manual del pequeño negociador», respondió Henry Simonet.

Al embajador Raimundo Bassols y su equipo les queda mucha labor por delante.

En la conferencia de prensa hubo «equilibrio» de preguntas de la prensa internacional, entre el tema España-CEE y el de España-OTAN.

El señor Oreja fue discreto en sus respuestas. Repitió la «doctrina» oficial de que «el Gobierno decidirá después de un debate en las Cortes". No precisó que el Gobierno tiene intención de gobernar por decreto-ley.

¿Cuándo nos meterá el Gobierno en la OTAN?

¿Cuándo nos meterá el Gobierno de Adolfo Suárez en la OTAN? El tema se discutió, con gran secreto, seguramente anoche, en la residencia deI embajador de España acreditado ante la corte belga. El señor Oreja cenó con Joseph Luns, secretario general de la OTAN y, prácticamente, todo su alto Estado Mayor, político y militar. Nadie cree demasiado en la versión diplomática de la cena, según la cual «se habló de temas muy generales y Luns brindó por el rey Juan Carlos.

Marcelino Oreja jugó con sutileza ante preguntas de periodistas que se inquietaban por la carencia de una consulta del Gobierno a las Cortes, antes de decidir su ingreso a la CEE. «Todos los partidos políticos tienen Inscrito en su programa la candidatura de España al Mercado Común. Habrá debate antes de que se conozcan las condiciones de la negociación. El tema OTAN es distinto. Hay diferencias entre partidos y de automatismo en la adhesión. De ahí que el Gobierno lo debatirá antes en las Cortes», precisó Marcelino Oreja.

El actual ministro español de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, quemó ayer una etapa importante en Bruselas. Una etapa en el camino hacia la normalización de las relaciones españolas con las instituciones europeas, que muchos de sus antecesores habrían querido para sí. Pero no hay que olvidar que la etapa ha podido superarse gracias al esfuerzo de todo el pueblo español en el proceso de recuperación democrática. Los europeos tampoco deben olvidarlo, en el momento de imponer sus condiciones y calendario de negociación.

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