Tribuna:

La CEE recomienda rigurosas medidas de ahorro

Una de las mayores preocupaciones de los dirigentes europeos radica en la búsqueda de soluciones para el sector energético. Las importaciones de petróleo en Europa suponen una sangría de divisas considerable. Todas las políticas de los Estados europeos cuentan con programas energéticos, entre los que destacan una serie de medidas destinadas al ahorro de energía.

En sus previsiones para el ahorro de energía, fijadas en noviembre de 1974, la Comisión Europea definió como objetivo principal una economía energética del 15%, a alcanzar antes de 1985.Gracias a veintidós aciones concretas, apl...

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Una de las mayores preocupaciones de los dirigentes europeos radica en la búsqueda de soluciones para el sector energético. Las importaciones de petróleo en Europa suponen una sangría de divisas considerable. Todas las políticas de los Estados europeos cuentan con programas energéticos, entre los que destacan una serie de medidas destinadas al ahorro de energía.

En sus previsiones para el ahorro de energía, fijadas en noviembre de 1974, la Comisión Europea definió como objetivo principal una economía energética del 15%, a alcanzar antes de 1985.Gracias a veintidós aciones concretas, aplicadas a escala comunitaria, los expertos de la Comisión esperan conseguir un ahorro, en relación con 1975. del orden del 18% en el sector doméstico y terciario. 16% en los transportes, 15% en la industria, 6% en la industria energética.

Para lograr sus objetivos. sin afectar el crecimiento económico, los técnicos definen dos tipos de acciones:

-A corto y medio plazo se trata de reducir la dependencia exterior de la CEE en importaciones de petróleo y atenuar los efectos del aumento constante de su precio,

-A largo plazo. asegurar una mejor gstión de los recursos energéticos fósiles disponibles en el mundo y reducir el índice de crecimiento de la demanda de energía.

Queda claro que las previsiones comunitarias son más bien optimistas. en su conjunto. Es difícil que la CEE pueda reducir su dependencia exterior en importaciones de petróleo (60% del gasto energético CEE). Hay dificultades para relanzar una política efectiva de comercialización y explotación ,de carbón. Las reserva s de gas natural en territorio comunitario son limitadas. Los pozos petrolíferos del Mar del Norte, controlados por Gran Bretaña, no son inagotables. La polémica nuclear frena la alternativa de la energía atómica. La utilización de nuevas fuentes de energía (solar, geotérmica u otras) no es todavía operacional.

Ahorro energético, un problema de sensibilización pública

Ante las dificultades, a corto plazo, para resolver el problema energético, la Comisión Europea se orienta hacia una serie de recomendaciones de economía de energía, muchas de ellas aplicadas ya en los Estados miembros. Se pretende, ante todo, sensibilizar al público del «fin de la época de la energía barata ».

El resultado de las campañas de información de economía energética demuestran que influyen sobre las costumbres del ciudadano en el consumo de este bien escaso y caro.

En algunos países (Francia, Bélgica y, Holanda) existen oficinas estatales de información telefónica, destinadas a facilitar consejos prácticos para el ahorro energético en las viviendas, oficinas o industrias.

Excepto Italia, los demás Estados miembros de la CEE conceden préstamos, reducciones fiscales o primas a las inversiones de empresas o particulares destinados a establecer prácticas de ahorro energético. El aislamiento de las viviendas, de los sistemas de calefacción o estudio de proyectos de calefacción urbana, figuran entre los casos más generalizados.

La administración pública de los Estados de la CEE tiene un control de temperatura, limitado, en general, a un máximo de 21º. Se estudia la posibilidad de montaje de contadores caloríficos en otros edificios, incluidos los privados.

La Comislón Europea prepara un tipo de etiqueta standard para indicar los niveles de consumo de cada aparato electrodoméstico fabricado en la CEE.

Hay que economizar en la industria y el transporte

El sector industrial figura en cabeza de las previsiones de ahorro energético de la CEE. La transformación de la energía, la construcción de vehículos «económicos» y la normalización de las medidas de consumo energético son los tres ejes capitales.

En automoción se recomienda a los fabricantes la investigación de motores más racionales. La proliferación de vehículos de turismo equipados con motores «diesel» representa una primera prueba del interés de los constructores de atraer el público hacia los modelos «económicos» a base de alimentación con gas-oil.

En la producción de energía eléctrica y en el refinado de hidrocarburos. una serie de experiencias han demostrado en todos los Estados miembros la posibilidad de reducir el consumo energético.

Los expertos comunitarios proponen financiar una serie de proyectos para ahorrar energía, cuyos resultados estarían a disposición de cualquier Estado o empresa de la CEE. Se trata de las bombas de calor. Sistemas de recuperación de calor. Producción combinada de calor y electricidad. Almacenaje de la energía. Reducción del despilfarro en la industria. Tipos de viviendas con pocas necesidades energéticas.

Un «Comité para el Ahorro Energético» debería crearse a nivel de la CEE, para controlar el programa de reducción del consumo energético y promover nuevas normas.

A nivel político la CEE espera que un resultado positivo en el «Diálogo Norte-Sur», entre países industrializados y países en vías de desarrollo, logre atenuar la espiral de precios de la energía importada, petróleo en especial. Nadie se hace muchas ilusiones al respecto. Los países productores de petróleo, producto único, en muchos casos, de su economía, no podrán aceptar una limitación de precios sin contrapartida. La inflación de las economías industrializadas repercute en sus productos manufacturados exportados hacia los países de la OPEP.

Las economías energéticas serán obligadas en todos los países y su éxito no depende sólo de medidas gubernamentales. Reside también en la sensibilización y el civismo público ante el fenómeno.

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