El Gobierno portugués negociará su proyecto de ley económica con la oposición

La discusión del plan de actuación económica a medio plazo (77-88) ha tenido una salida en falso en la Asamblea de la República portuguesa. Minutos antes del inicio del debate, una propuesta del grupo parlamentario socialista, apoyada por los socialdemócratas y centristas, ha devuelto el proyecto a la comisión parlamentaria competente, con un plazo de ocho días para proceder a su revisión.

Esta decisión va a permitir proceder, fuera de la vista de la opinión pública, a las negociaciones entre las distintas formaciones, imprescindibles por la nueva actitud de los partidos no gubernam...

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La discusión del plan de actuación económica a medio plazo (77-88) ha tenido una salida en falso en la Asamblea de la República portuguesa. Minutos antes del inicio del debate, una propuesta del grupo parlamentario socialista, apoyada por los socialdemócratas y centristas, ha devuelto el proyecto a la comisión parlamentaria competente, con un plazo de ocho días para proceder a su revisión.

Esta decisión va a permitir proceder, fuera de la vista de la opinión pública, a las negociaciones entre las distintas formaciones, imprescindibles por la nueva actitud de los partidos no gubernamentales. También significa una alteración del calendario previsto, pasando ahora a discusión la ley de Reforma Agraria, precediendo a la del Plan Económico. El Partido Comunista, secundado por los otros diputados de izquierda, ha protestado vehementemente contra esta alteración.

Esta sesión parlamentaria extraordinaria significa una profunda alteración de las rela~ ciones entre partidos, y tal vez un viraje en el conjunto de la vida política portuguesa.

U n año después de la entrada en funciones del conjunto de tas instituciones que conforman una democracia parlamentaria, el Partido Socialista, a la cabeza de un Gobierno minoritario, está haciendo el duro aprendizaje de tener que negociar cada uno de sus proyectos, en vez de «neutralizar» las oposiciones.

Estas parecen haber llegado más rápidamente que aquél a la concclusión de que, si el Partido Socialista sigue siendo indispensable para gobernar.

Los más calificados editorialistas de la prensa portuguesa, incluso los considerados afectos al Partido Socialista, admitieron que existía el riesgo de apertura de una crisis que obligara a modificar la composición del actual Gobierno socialista.

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