Carter recibe a Schmidt en hora difícil para las relaciones Washington-Bonn

El problema de la proliferación nuclear, las consecuencias de la «cruzada» de Jimmy Carter en pro de los derechos humanos y la situación política y económica de Europa, serán los principales temas a tratar por el canciller de Alemania Federal, Helmut Schmidt, que inició ayer una visita oficial a Washington de dos días de duración.

Apenas se había apagado el eco de las diecinueve salvas de ordenanza, cuando el presidente Carter calificó a Schmidt como «uno de los más grandes estadistas mundiales», en la ceremonia de bienvenida celebrada en el jardín de la Casa Blanca. Carter añadió q...

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El problema de la proliferación nuclear, las consecuencias de la «cruzada» de Jimmy Carter en pro de los derechos humanos y la situación política y económica de Europa, serán los principales temas a tratar por el canciller de Alemania Federal, Helmut Schmidt, que inició ayer una visita oficial a Washington de dos días de duración.

Apenas se había apagado el eco de las diecinueve salvas de ordenanza, cuando el presidente Carter calificó a Schmidt como «uno de los más grandes estadistas mundiales», en la ceremonia de bienvenida celebrada en el jardín de la Casa Blanca. Carter añadió que «no existen diferencias entre nosotros» y dijo que «mantendremos discusiones tan sinceras como el carácter de Helmut Schmidt» .El canciller alemán no se quedó atrás en declaraciones optimistas y aseguró que «nuestras dos naciones están unidas por fuertes lazos de amistad y nunca esta amistad ha sido tan estrecha como lo es hoy». «Los norteamericanos -continuó Schmidt- pueden contar con nosotros en la batalla por la paz y con nuestra cooperación en todas las partes del mundo, y particularmente en el continente europeo.»

Pero argumentos retóricos aparte, parece evidente que las relaciones entre Estados Unidos y su más estrecho aliado occidental pocas veces han pasado por una situación tan tensa como la actual desde que se creara, hace treinta años, la República Federal de Alemania. Si a ello se une que el canciller Schmidt apoyó públicamente al ex presidente Ford durante las elecciones norteamericanas del año pasado, el trasfondo de la entrevista no parece tan afable como lo presentaron ayer los dos líderes.

La política de la Administración Carter respecto a los derechos humanos ha causado seria preocupación en Alemania Federal y sin duda el tema será uno de los prioritarios a discutir. En Bonn se piensa que dicha política provocará un recrudecimiento de la tensión con el Este y quizá el fin de la era de la "detente", que ha beneficiado principalmente a la RFA. El retorrio a la guerra fría no puede ser bien visto por un país que hace frontera con el bloque socialista y que tras una compleja y lenta ostpolitik ha conseguido, normalizar sus relaciones con el Este europeo y abrir las fronteras de la República Democrática Alemana para millares de familias separadas por la división del país tras la guerra.

En el campo de la proliferación nuclear, la polémica viene de lejos. Washington ha presionado para que Alemania Federal no exporte tecnología de reprocesamiento a otros países y especialmente a Brasil, donde los alemanes lograron el «negocio del siglo» en energía atómica. Cuando la RFA anunció en junio que no exportaría más plantas de repro cesamiento «hasta nueva orden», la medida se interpretó como una clara concesión a Carter. Pero otros problemas, como el desarrollo de la tecnología del plutónio, a la que se opone Estados Unidos y que es defendida por los europeos, contribuyen a aumentar las iferencias que separaron en el marco de la energía atómica a Washington y Bonn.

Tras la «cumbre» económica occidental de ondres, celebrada el pasado mes de mayo y que fue escenario del primer encuentro entre Carter y Schmidt, los dos estadistas deberán discutir ahora las medidas a tomar para contribuir al estimulo de la economía capitalista. Los norteamericanos expresaron recientemente su desagrado ante las dificultades que estaban encontrando Japón y la RFA para conseguir las tasas de crecimiento económico previstas, con la consiguiente influencia sobre la reactivación occidental. Los alemanes argumentan que un crecimiento corno el exigido por Norteamérica se traducirá en un aumento de la inflacion y se niegan a efectuar un mayor gasto público,

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Junto a esto temas, que ocuparán presumiblemente la mayor parte de las conversaciones entre Schmidt y Carter, se espera que los dos dirigentes comenten la situación política en Europa, con especial atención hacia los posibles accesos de los partidos comunistas al Gobierno de algunos países y al inovimiento eurocomunista. Por último, y ante las dificuItades aparentemente insalvables para la celebración de una «cumbre» entre Carter y Brejnev, se especula en Washington con la posibilidad de que Schmidt actúe como intemediario, con ocasión de la probable visita del dirigente soviético a Bonn el próximo otoño.

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