Acercamiento diplomático entre el Vaticano y Hungría

La entrevista que mantuvo ayer el secretario general del Partido Comunista Húngaro, Janos Kadar con el papa Pablo VI en la biblioteca privada de éste en el Vaticano, supone un paso decisivo en las relaciones Hungría-Santa Sede con vistas a normalizar sus relaciones.

El proceso de distensión entre el Vaticano y el Estado húngaro cobró auge a raíz de la muerte del cardenal Jozsef Mindszenty el año 1975 en Viena. Mindszenty, que fue encarcelado tras la toma del poder por los comunistas en 1948, se unió al movimiento democrático de 1956 encabezado por Imre Nagy y después de la invasión sovi...

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La entrevista que mantuvo ayer el secretario general del Partido Comunista Húngaro, Janos Kadar con el papa Pablo VI en la biblioteca privada de éste en el Vaticano, supone un paso decisivo en las relaciones Hungría-Santa Sede con vistas a normalizar sus relaciones.

El proceso de distensión entre el Vaticano y el Estado húngaro cobró auge a raíz de la muerte del cardenal Jozsef Mindszenty el año 1975 en Viena. Mindszenty, que fue encarcelado tras la toma del poder por los comunistas en 1948, se unió al movimiento democrático de 1956 encabezado por Imre Nagy y después de la invasión soviética, el cardenal estuvo varios años refugiado en la embajada norteamericana en Budapest.Hace escasamente dos meses, el cardenal Koenig, primado de Viena, se entrevistó con autoridades húngaras en Budapest a su regreso de un viaje de Polonia y pocos días antes, el ideólogo número uno del, PC húngaro, Aczel, publicó un artículo en la revista teórica Vilagossag en el que se refería al «necesario diálogo entre cristianos y marxistas».

Desde 1956 a 1962, la situación de los cristianos en Hungría fue penosa a decir de fuentes vaticanas, pero a partir de principios de la década de los 60, la Santa Sede y las autoridades húngaras iniciaron una serie de contactos que redundaron en la firma de un Protocolo en 1964, algunas de cuyas cláusulas aún permanecen en secreto.

Durante la estancia de Kadar en el Vaticano, grupos neofascistas se manifestaron en los alrededores criticando la actitud de la Iglesia de permitir la visita del líder húngaro.

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