Hacia una convergencia de los partidos italianos

A siete días del secuestro del hijo del líder socialista Francesco de Martino, no se sabe nada de su paradero. Los «Núcleos Armados Proletarios» y las «Brigadas Rojas», de extrema izquierda, dicen que nada tienen que ver con el secuestro. Las fuerzas del orden guardan absoluta reserva, sin una pista segura y clara a seguir. El secuestro ha servido, sin embargo, para cobrar nueva conciencia democrática a los partidos políticos y a las instituciones del Estado, que ven amenazada su supervivencia.

Ayer por la mañana se entrevistaron los subsecretarios de los partidos Demócrata Cristian...

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A siete días del secuestro del hijo del líder socialista Francesco de Martino, no se sabe nada de su paradero. Los «Núcleos Armados Proletarios» y las «Brigadas Rojas», de extrema izquierda, dicen que nada tienen que ver con el secuestro. Las fuerzas del orden guardan absoluta reserva, sin una pista segura y clara a seguir. El secuestro ha servido, sin embargo, para cobrar nueva conciencia democrática a los partidos políticos y a las instituciones del Estado, que ven amenazada su supervivencia.

Ayer por la mañana se entrevistaron los subsecretarios de los partidos Demócrata Cristiano y Socialista, señores, Galloni y Manca, respectivamente, para poner en marcha el encuentro de los partidos democráticos que la próxima semana deben estudiar el"programa económico presentado por los socialistas. El diario socialista A vanti, propuso «un pacto para la defensa del estado democrático», incluyendo al Partido Liberal, que los comunistas quisieran excluir del acuerdo. El dirigente liberal, Valerio Zanone, es contrario a la participación de los comunistas « a pequeñas dosis».

La DC, con la iniciativa

La iniciativa la tiene la Democracia Cristiana. Sus resistencias están pasando poco a poco a un segundo plano. Aldo Moro, su presidente, ha vuelto a escribir estas Pascuas un artículo en el diario il Giorno, insistiendo en la necesidad de proteger a la democracia en peligro. Moro habla de superar «un pasado acabado» y de «la apertura de nuevos y más amplios horizontes». Para ello «se necesitan útiles convergencias de las fuerzas políticas; convergencias -dice- sobre las cuales es un deber centrar la atención con gran seriedad y responsabilidad».El diario Manifesto, de extrema izquierda, advierte a los comunistas que no se dejen engatusar demasiado por las palabras de Moro. Es evidente que Moro tiende al «desgase» del Partido Comunista, en el caso de que obligase de nuevo a Berlinger a situarse en la oposición abierta, o a facilitar la acción de Gobierno de la Democracia Cristiana, ubicándose a medio camino entre la oposición y la mayoría.

Los socialistas insisten en que hay que ponerse de acuerdo sobre un programa, antes de formar una coalición de Gobierno, con la misión de defenderlo y realizarlo. Los socialistas aprueban las «aperturas» de Moro, Zaccagnini y Andreotti.Antes del secuestro de De Martino, parecía todavía remota la posibilidad de que la Democracia Cristiana se sentara a una misma mesa con los comunistas a discutir un programa, pero ahora la perspectiva se hace más factible.

Aunque los comunistas aceptan salir de la actual abstención y dar un voto de confianza a un Gobierno «concertado», compuesto en su mayoría por democristianos, eso no quiere decir que en amplios sectores de la Democracia Cristiana no haya quien opine que no hay que superar la lídea de la «confrontación». El ministro de Educación, Franco Malfatti, escribe que «a 55 años de distancia es discutible la evolución del Partido Comunista desde sus posiciones de partida».

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