Portugal-CEE: apoyo político y reticencia económica de Francia

Hoy llega a París el primer ministro portugués Mario Soares Mañana se entrevistará con el presidente de la República, Valery Giscard d'Estaing, y con el primer ministro Raymond Barre.El líder socialista portugué planteará a los dirigentes galos la misma cuestión que ya expuso en Londres, Dublín, Copenhague y Roma, y que, después de París, expondrá en Bonn, La Haya, Luxemburgo y Bruselas: ¿Es posible la incorporación de Portugal a la Comunidad Económica Europea? No se espera una respuesta clara del Gobierno francés.

En el aspecto político de la cuestión, parece probable que Francia se un...

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Hoy llega a París el primer ministro portugués Mario Soares Mañana se entrevistará con el presidente de la República, Valery Giscard d'Estaing, y con el primer ministro Raymond Barre.El líder socialista portugué planteará a los dirigentes galos la misma cuestión que ya expuso en Londres, Dublín, Copenhague y Roma, y que, después de París, expondrá en Bonn, La Haya, Luxemburgo y Bruselas: ¿Es posible la incorporación de Portugal a la Comunidad Económica Europea? No se espera una respuesta clara del Gobierno francés.

En el aspecto político de la cuestión, parece probable que Francia se una a la tesis del presidente de la Comisión Europea, Roy Jenkins, que la semana última presentó el caso portugués en los siguientes términos: «Políticamente es posible admitir a Portugal, pero ecojiómicamente hay que ser realistas. »

En lo que se refiere a Francia, juegan factores especiales. París desea la ampliación de la CEE hacia el sur de Europa, para equilibrar la Comunidad respecto del Norte, al que pertenecen el mayor número de países que, por añadidura, son más poderosos industrialmente y confirman una mentalidad común con una influencia superior en el seno del Mercado Común.

Por otra parte, los dirigentes galos han manifestado repetidamente su interés en que la democracia portuguesa se consolide. Por el contrario, el aspecto económico del problema no jugaría en favor de Portugal cuando Giscard d'Estaing y Barre hablen con Soares. Francia, ante la eventual adhesión portuguesa, como frente al caso de Grecia y de España, teme la competencia feroz que crearán los productos agrícolas de estos países. Y de una manera global, como en el resto de los países de la CEE, aquí también se estima que la economía portuguesa, globalmente, no soportará las reglas de juego comunitario. Sería cuestión, se dice en París, de hacer concesiones para que Portugal entrase en el Mercado Común y, al mismo tiempo, continuase practicando un cierto proteccionismo. Pero inmediatamente se responde: Esto sería un precedente peligroso, porque después de Portugal llegarían España y Turquía e incluso Italia pediría un trato especial.

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