Los comunistas italianos moderan el debate sobre la Lockheed

La segunda jornada parlamentaria del proceso Lockheed no ha sido tan solemne como la primera. Las tribunas del público y de la prensa, que anteayer se encontraban abarrotadas, como en las grandes ocasiones, estaban casi vacías. El plazo de inscripción para participar en el «debate-torrente» se cerró.Los principales acusados, Luigi Gui y Mario Tanassi, se inscribieron para hablar los últimos, pero es probable que al final no intervengan. Por de pronto anunciaron ya que no participarán en la votación.

A lo largo de toda la jornada de ayer intervinieron unos diez parla mentarios. Co...

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La segunda jornada parlamentaria del proceso Lockheed no ha sido tan solemne como la primera. Las tribunas del público y de la prensa, que anteayer se encontraban abarrotadas, como en las grandes ocasiones, estaban casi vacías. El plazo de inscripción para participar en el «debate-torrente» se cerró.Los principales acusados, Luigi Gui y Mario Tanassi, se inscribieron para hablar los últimos, pero es probable que al final no intervengan. Por de pronto anunciaron ya que no participarán en la votación.

A lo largo de toda la jornada de ayer intervinieron unos diez parla mentarios. Común denominador de sus intervenciones han sido las alusiones a la gravedad de la situación del país, la defensa de las instituciones parlamentarias y ciertas declaraciones de principio sobre el sentido que debe darse al proceso. Los debates recobraron, pues, el tono rutinario y se espera la intervención de los lideres de mayor prestigio: el democristiano Aldo Moro y el socialdemócrata Giuseppe Saragat.

El parlamentario comunista Pietro Ingrao se está revelando como un moderador tolerante y de pulso seguro. Al demoproletario señor Pinto le advirtió que «no lanzara injurias sin sentido». Pinto le replicó en seguida: «Estas cosas, en otros tiempos, las decían también los comunistas, pero hoy se niegan a repetirlas públicamente por motivos de oportunismo político. La verdad hace pupa». Pinto insistió en que otros países más a la derecha y más reaccionarios que Italia han juzgado ya a los implicados en este escándalo. «La justicia proletaria -añadió- será diferente: los procesos se realizarán en las plazas y allí se pronunciarán las condenas.»

El diputado de Democracia Nacional señor Manco dijo: «Si se quiere hacer el proceso al régimen, a la clase política, de la Democracia Cristiana, tomando como pretexto el caso Lockheed, que tengan valor de decirlo, pero respetando la honestidad intelectual. »

El general de la Fuerza Aérea señor Pasti, de la izquierda independiente, fue el único que entró en detalles técnicos afirmando que se improvisó todo: la urgencia de sustituir con los aviones Hércules 130 los C-119 sin esperar a preparar el avión G-222; se inventó una teoría nacional sobre el transporte aéreo; se inventaron los intermediarios para poder distribuir mejor los sobrecitos, etcétera.

Por su parte el senador socialdemocrático Occhipinti envió una carta dimitiendo al presidente Ingrao: «Es un proceso condicionado exclusivamente por exigencias táctico-políticas de los diversos partidos.» Según todas las pruebas, Tanussi es el inculpado más sospechoso. Sobre Gui las pruebas no son convincentes para que el proceso no se convierta en una acusación contra el centro-izquierda. El dirigente socialista Bettino Craxi acaba de enviar una larga carta al semanario Panorama en la que asegura que su partido no se ha sometido al chantaje de la Democracia Cristiana, ni existe ningún acuerdo previo para volver a una coalición de centro-izquierda.

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