Irritación israelí por la condena norteamericana de su política territorial

La decisión tomada por Estados Unidos de unirse en el Consejo de Seguridad a la crítica unánime de la política de ocupación israelí de territorios árabes, es parte de lo que puede ser el último esfuerzo hecho por Henry Kissinger para aumentar la influencia norteamericana entre países árabes moderados.Estados Unidos se había resistido, hasta ahora, a unirse a cualquier condena, aunque ni reconocía la anexión israelí del este de Jerusalén, ni aprobaba la ocupación, después de la guerra del 67, de ciertos territorios.

El ministro de Asuntos Exteriores, Yigal Allon, visitó al embajador nort...

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La decisión tomada por Estados Unidos de unirse en el Consejo de Seguridad a la crítica unánime de la política de ocupación israelí de territorios árabes, es parte de lo que puede ser el último esfuerzo hecho por Henry Kissinger para aumentar la influencia norteamericana entre países árabes moderados.Estados Unidos se había resistido, hasta ahora, a unirse a cualquier condena, aunque ni reconocía la anexión israelí del este de Jerusalén, ni aprobaba la ocupación, después de la guerra del 67, de ciertos territorios.

El ministro de Asuntos Exteriores, Yigal Allon, visitó al embajador norteamericano para comunicarle su «desagrado con la votación americana» y acusó a Estados Unidos de «discriminación » y de «favorecer la acción de los extremistas».

Antes de unirse al Consejo de Seguridad, Kissinger y Scranton consultaron privadamente con diplomáticos árabes e israelíes. Ambos concluyeron que Estados Unidos podía apoyar a los países árabes moderados, sin debilitar las relaciones amistosas con Israel. Diplomáticos norteamericanos se precipitaron a comunicar a Israel, que no había cambio político, sino que la decisión estaba específicamente dirigida a los Gobiernos de Egipto, Siria y Arabia Saudita, como gesto amistoso.

Para Kissinger, los acuerdos tomados en la reunión de Riad indican que los países árabes se han moderado y que el llamado «frente de rechazo» de la política árabe ha perdido terreno.

Diplomáticos israelíes, dirigidos por su representante permanente, Haim Herzog, han criticado públicamente la condena del Consejo.

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