Maniobras militares del Pacto de Varsovia

Prosiguen en Polonia las maniobras militares del Pacto de Varsovia «Escudo 1976», en las que participan treinta y cinco mil soldados de los ejércitos de Checoslovaquia, Polonia, la Unión Soviética y la República Democrática Alemana. Asiste a las maniobras Edward Gieret, secretario general del Partido Comunista Polaco y, de acuerdo con lo estipulado en la Conferencia de Heisinki, están presentes observadores militares de Austria, Dinamarca, Finlandia y Suecia. El tema fundamental de los ejercicios tácticos es la conexión tierra-aire con masas de aviones de combate, dirigidas por los generales d...

Prosiguen en Polonia las maniobras militares del Pacto de Varsovia «Escudo 1976», en las que participan treinta y cinco mil soldados de los ejércitos de Checoslovaquia, Polonia, la Unión Soviética y la República Democrática Alemana. Asiste a las maniobras Edward Gieret, secretario general del Partido Comunista Polaco y, de acuerdo con lo estipulado en la Conferencia de Heisinki, están presentes observadores militares de Austria, Dinamarca, Finlandia y Suecia. El tema fundamental de los ejercicios tácticos es la conexión tierra-aire con masas de aviones de combate, dirigidas por los generales de las divisiones de carros desde la batalla misma.La prensa soviética, mientras, destaca la aprobación por el Senado norteamericano de un presupuesto para el Pentágono por valor de 113.000 millones de dólares, «sin precedentes en tiempos de paz ni de guerra». La información soviética destaca que el Senado ha accedido a todas las peticiones militares y califica de «derroche» las subvenciones destinadas al desarrollo y creación de nuevas armas, entre ellas los submarinos con cohetes «Trident», los misiles «Cruiser» y el aumento del número de los proyectiles intercontinentales «Minuteman». El presupuesto norteamericano aprueba la construcción del bombardero «B-1», a cuya producción asigna ochenta y siete millones de dólares mensuales.

La Conferencia del Desarme de Viena, realiza rápidos progresos, según ha declarado el primer ministro polaco, Piootr Jaroscewicz, a su llegada a Bruselas, para una visita oficial. Para el primer ministro belga, Leo Tindemans, «La Conferencia de Helsinki no alcanzará su valor real hasta que en Viena no se llegue a resultados satisfactorios».