España dibuja un futuro ilusionante
La distancia con las mejores se ha acortado y la selección mira al futuro con hambre por la próxima oportunidad
La Eurocopa femenina de fútbol está pasando a toda velocidad, como suelen transcurrir todas las buenas cosas del verano. En un nuevo ejemplo de progreso, las chicas de España han logrado meterse en nuestros hogares, ilusionar con una fuerza nunca antes vista y ver reconocido con apoyo y seguimiento lo que ellas pusieron siempre: talento, compromiso y esfuerzo por llegar a lo más alto.
Las jugadoras han conseguido ganarse el resp...
La Eurocopa femenina de fútbol está pasando a toda velocidad, como suelen transcurrir todas las buenas cosas del verano. En un nuevo ejemplo de progreso, las chicas de España han logrado meterse en nuestros hogares, ilusionar con una fuerza nunca antes vista y ver reconocido con apoyo y seguimiento lo que ellas pusieron siempre: talento, compromiso y esfuerzo por llegar a lo más alto.
Las jugadoras han conseguido ganarse el respeto y convencerse de una cosa bien clara: ser capaces de competir por lo máximo. Pasar de tener un sueño a trabajar sobre un objetivo: intentar convertirse en campeonas de Europa. Aunque no lo han conseguido, han dado un paso casi más importante: dibujar un futuro donde ese logro es posible. Y lo han hecho en un camino repleto de obstáculos.
La competición ya estuvo marcada por contratiempos desde el principio. La Eurocopa tuvo que aplazarse desde 2021 debido a la pandemia, obligando a enfocar la competición desde una madurez diferente a la inicial. El equipo español ha sufrido bajas importantes por lesión, casos positivos de covid durante la preparación y ausencias de jugadoras importantes una vez dada la lista definitiva.
A pesar de todas las curvas, el equipo español ha transmitido fortaleza ante la adversidad. Cuando uno no tiene logros pasados en los que apoyarse, es el momento más proclive para bajar los brazos. La selección busca cimentar un camino de éxito escribiendo la historia, y ahí España ha mostrado una voluntad impresionante para ser un grupo, sumar fuerzas entre todas y remar hasta levantarse para rendir al 100%.
Y es que el camino no ha sido sencillo. Los comienzos en las competiciones nunca son fáciles. España se enfrentaba a un grupo complicado donde Alemania, una de las principales potencias continentales, partía como favorita. Además, el primer partido obligó a remontar un gol ante Finlandia, poniendo a prueba la capacidad de reacción de un equipo repleto de ilusión. Las chicas se fueron sintiendo más cómodas con el paso de los minutos, compitiendo como un bloque y disfrutando del escenario. Empezar con victoria siempre aporta confianza y, sobre todo, fuerzas para seguir sumando.
El segundo partido jugado ante Alemania fue tan duro como necesario. A pesar de no conseguir un resultado positivo, el deporte ayuda cuando desnuda tu margen de mejora. España observó qué carencias trabajar de cara al futuro y eso es tan válido como una victoria. El encuentro decisivo ante Dinamarca, donde el empate garantizaba la clasificación, mostró a un grupo dispuesto a competir desde la ambición. España dibujó un partido completo, logró la victoria en el minuto 90 y obtuvo la clasificación a cuartos de final por tercera Eurocopa consecutiva, mostrando una consolidación entre la élite del fútbol continental.
En los grandes torneos, uno desea los mayores desafíos, y medir al equipo anfitrión buscando el pase a semifinales es uno de ellos. España compitió mirando a los ojos de Inglaterra, jugando de tú a tú frente a una de las claras candidatas al título. Y mantuvo el pulso hasta los últimos minutos dando una sensación de poderío. Fue superior en el control del balón, hizo retroceder al cuadro inglés y estuvo cerca de firmar uno de los resultados más brillantes del campeonato. A falta de 10 minutos, en un estadio volcado en favor de las rivales, España tenía en sus manos un billete para las semifinales. En esos instantes finales, Inglaterra logró empatar y mandar a la prórroga un encuentro ya dramático. En esa tensión buscando la gloria, las locales consiguieron voltear el marcador y eliminar a un grupo repleto de coraje hasta el minuto final.
Aunque España se quedaba fuera de las semifinales, la sensación era distinta a ocasiones anteriores. La distancia con las mejores se ha acortado y el grupo mira al futuro con hambre por la próxima oportunidad. Ahora saben que tienen equipo para conseguirlo, un orden asentado para buscar el objetivo y un respeto ganado a pulso con esfuerzo y trabajo.
El Mundial de 2023 de Australia y Nueva Zelanda aparece en el horizonte como una motivación, toda una oportunidad para lanzar el fútbol femenino a lo más alto. Cuando la adrenalina se marcha, queda el reconocimiento de los tuyos. Y este equipo, que ha batido récords de audiencia y roto barreras que parecían imposibles, regresa rodeado de aplausos.
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