Condenado a 30 años el expresidente del comité olímpico de Brasil por comprar votos para Río 2016
Nuzman pagó dos millones de dólares al expresidente de la Federación Internacional de Atletismo Lamine Diack. En la votación final, Río derrotó a Madrid
Río de Janeiro jugó sucio para conseguir acoger los Juegos Olímpicos de 2016, según una condena dictada este jueves por un juez de esa ciudad. El antiguo presidente del Comité Olímpico Brasileño Carlos Arthur Nuzman, de 79 años, fue condenado a 30 años de prisión por pagar un soborno para comprar votos y que Río fuera sede olímpica. La espectacular ciudad brasileña derrotó en 2009 a Madrid, Tokio y Chicago. La sentencia establece que Nuzman y dos condenados más pagaron dos millones de dólares al expresidente de ...
Río de Janeiro jugó sucio para conseguir acoger los Juegos Olímpicos de 2016, según una condena dictada este jueves por un juez de esa ciudad. El antiguo presidente del Comité Olímpico Brasileño Carlos Arthur Nuzman, de 79 años, fue condenado a 30 años de prisión por pagar un soborno para comprar votos y que Río fuera sede olímpica. La espectacular ciudad brasileña derrotó en 2009 a Madrid, Tokio y Chicago. La sentencia establece que Nuzman y dos condenados más pagaron dos millones de dólares al expresidente de la Federación internacional de Atletismo Lamine Diack a cambio de nueve votos para asegurarse la victoria.
Nuzman, que se proclamó entonces “el padre de las olimpiadas” y que guardaba 16 kilos de oro en un banco suizo, fue el vínculo con los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) sobornados. La condena por este caso, derivado de la megaoperación Lava Jato, es por lavado de dinero, evasión fiscal, corrupción y pertenencia a banda criminal. Seguirá en libertad hasta que su recurso sea resuelto. Los comprobantes de los pagos han sido cruciales para la sentencia, que afirma que el dinero fue enviado a través de un empresario brasileño y cobrado por el hijo del senegalés Diack. Río, la ciudad postal de Brasil, acogió los Juegos Olímpicos dos años después de ser sede del Mundial de Fútbol masculino.
Junto a Nuzman, fueron sentenciados el exgobernador de Río de Janeiro Sergio Cabral (a 10 años) y el que fuera director de Río 2016, Leonardo Gryner (13 años). Cabral, uno de los grandes símbolo de la enraizada corrupción que pudre la política brasileña, suma penas por más de 400 años. La corrupción también acompañó las carreras de los míticos jefes del fútbol mundial João Havelange y Joseph Blatter.
Ante las primeras revelaciones sobre la compra de la sede olímpica, Cabral negó los hechos pero luego cambió de estrategia y decidió colaborar a cambio de una reducción de pena. Es él quien explicó con detalle a los investigadores cómo se negoció el soborno a Diack.
El dinero brasileño fue pagado al hijo de Diack, Papa Diack, el 29 de septiembre de 2009, tres días antes de que la ciudad fuera elegida como sede. Según el relato del antiguo gobernador, los entonces jefe del comité olímpico y de Río 2016 le plantearon que el presidente de la Federación de Atletismo estaba dispuesto a dejarse sobornar para allanar el camino a Río. “Hicimos contacto con él. Hay una garantía de 5 a 6 votos. Ellos quieren 1,5 millones de dólares”, contó Cabral que le dijeron. Aceptó la oferta. Para no correr riesgos, consiguieron otro medio millón con el que Diack les aseguró nueve votos; entre ellos, el del ucraniano Serguei Bubka y el ruso Alexander Popov, ambos campeones olímpicos. Sin esos nueve votos, Río nunca habría superado a Chicago en la primera ronda.
Descalificados Chicago, primero, y Tokio después, en la votación final Madrid cayó ante Río de Janeiro por 32 votos contra 66, con lo que el olimpismo también saldaba una deuda con Sudamérica, que nunca había acogido la gran fiesta del deporte. Para Brasil, los Juegos fueron la simbólica traca final de una era gloriosa en la que, gracias a la bonanza económica y a éxitos diplomáticos, entró en la liga de los grandes y encandiló al mundo de la mano de Lula da Silva. En paralelo a las celebraciones de los fastos, iban asomando los escándalos de corrupción, el descontento popular, la crisis económica y política que culminaron en la elección de Jair Bolsonaro en 2018.
Durante más de dos décadas, Nuzman estuvo al frente del Comité Olímpico Brasileño, un cargo del que solo dimitió tras iniciarse, en 2017, la operación Jogo Sujo (Juego sucio).
La transferencia fue realizada por el empresario Arthur César Soares de Menezes, conocido en Río como el Rey Arturo, por tener los contratos más rentables con el Gobierno de Río, a través del offshore Matlock Capital Group. En su confesión para reducir la pena, el exgobernador Cabral también declaró que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y el actual alcalde de Río, Eduardo Paes, conocían el engaño, pero no participaron en el soborno. Ninguno de los dos fue acusado en este caso. Según las autoridades, los activos de Nuzman crecieron un 457% durante su última década al frente del Comité Olímpico.
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