‘Wicked: parte II’: el gran espectáculo musical se cierra con una emocionante alegoría política sobre el bien y la verdad
La segunda parte confirma la comunión de Cynthia Erivo y Ariana Grande con las brujas Elphaba y Glinda, personajes que han hecho absolutamente suyos
En un país gobernado por un casi octogenario con impulsos de niño tenía que ser un musical basado en un mito fundacional como El mago de Oz el que hablase de los peligros de un dirigente embustero y xenófobo cuya presunta magia consiste en manipular la realidad con el poder de las mentiras. Ese musical es Wicked: parte II, que...
En un país gobernado por un casi octogenario con impulsos de niño tenía que ser un musical basado en un mito fundacional como El mago de Oz el que hablase de los peligros de un dirigente embustero y xenófobo cuya presunta magia consiste en manipular la realidad con el poder de las mentiras. Ese musical es Wicked: parte II, que cierra el gran espectáculo de su primera parte con una emocionante alegoría política sobre el bien y la verdad y que confirma a Cynthia Erivo y Ariana Grande como las inolvidables Elphaba, la bruja malvada del Oeste, y Glinda, la bruja buena del Sur.
No se puede explicar Estados Unidos ni la historia del cine sin El mago de Oz, clásico de la era dorada de Hollywood basado en un relato de L. Frank Baum en cuyo universo de fantasía confluyen algunos de los grandes géneros americanos, la road movie, el cine musical... A este último lo asociamos a emociones luminosas hasta que de vez en cuando por sus rendijas asoma la oscuridad. Wicked: parte II se sitúa en una tradición de pizpireto taquillazo. Sin embargo, y aunque su apariencia sufra por la apisonadora estética de los musicales de Disney, su resultado final resulta estimulante. En Wicked: parte II la opulenta burbuja de colores funciona como un caballo de Troya capaz de hablarle a un público juvenil no de brujas buenas y brujas malas, sino de la amistad y redención de dos hechiceras —una vilipendiada por su piel verde y otra adorada por su aura rosa— enfrentadas en un país de tintes orwellianos donde reina el control a la disidencia y el poder de la propaganda.
Dirigidas ambas como una suntuosa coreografía cromática por un resuelto Jon M. Chu, en la primera parte estaban los mejores números musicales, especialmente los de The Wizard and I, What is This Feeling?, Popular y, por encima de todos, Defying Gravity, que cerraba el primer acto por todo lo alto. Esta segunda parte, basada también en el exitoso musical de Broadway, inspirado a su vez en la novela publicada en los años noventa por Gregory Maguire —revisión del relato original que se preguntaba por el origen de Elphaba y su desdicha como detonante de su mal—, cuenta con temas nuevos propios que le permiten alejarse de sus referentes y marcar su propia deriva.
La química entre Erivo y Grande es un factor clave en el éxito de la primera parte que se mantiene en la segunda. El reparto de Wicked es uno de sus mayores aciertos, gracias al potencial de ambas intérpretes. La voz de Erivo es arrolladora, pero quien se crece en Wicked: parte II es Grande, que en la última gala de los Oscar interpretó el himno de Dorothy-Judy Garland Over the Rainbow literalmente vestida con los chapines rojos del clásico, máximo fetiche de la insuperable imaginación de la película de Victor Fleming.
Entre las mejores decisiones de Wicked: parte II está no caer en la tentación de romper la magia de aquel hito del cine y del technicolor. Dorothy es clave en la trama, su historia atraviesa toda esta segunda entrega, pero su aventura es una elipsis salpicada de detalles narrativos bien traídos sobre el tornado, el Hombre de Hojalata, el León Cobarde y el Espantapájaros. En una decisión discutible, los zapatos de rubíes rojos se han sustituido por los de brillantes del libro original. Wicked: parte II apenas saca partido de la inventiva del clásico, aunque su huella lo impregna todo; de entrada, en la cara verde de Elphaba, una idea de la película de Fleming para mostrar al público las posibilidades del technicolor que casi un siglo después es capaz de cobrar nuevo sentido.
Wicked: parte II se abre con la construcción a manos de animales esclavos del camino de baldosas amarillas, incluso hay una referencia explícita a El gran dictador, de Charlie Chaplin, cuando el Mago de Oz que interpreta Jeff Goldblum presume de sus habilidades para manipular la realidad. El poder de las fake news, que han servido para señalar a Elphaba como enemigo del pueblo o para expulsar a los animales de Oz, es central en la trama, como lo son las tentaciones de la vanidad o la desdicha como fuente de maldad. Pero Wicked es por encima de todas sus lecturas y pirotecnias una historia de cómo dos mujeres opuestas cambian su destino a través de la amistad.
Wicked: parte II
Dirección: Jon M. Chu.
Intérpretes: Cynthia Erivo, Ariana Grande, Jonathan Bailey, Jeff Goldblum, Michelle Yeoh.
Género: musical de fantasía. Estados Unidos, 2025.
Duración: 138 minutos.
Estreno: 21 de noviembre.