La Reina de África

Angélique Kidjo lleva de regreso a África los ritmos caribeños y los actualiza en un ejercicio de doble transculturación. La beninesa recrea en ‘Celia’ los temas de La Guarachera de Cuba

La cantante beninesa Angélique Kidjo.

Reconozcamos que audacia no le falta a la beninesa Angélique Kidjo: el año pasado recreó Remain in Light, uno de los discos más brillantes y atrevidos de Talking Heads (“Quiero llevar el rock and roll de vuelta a África”, dijo), y ahora se mete en cintura de cubanía para revisar, en español, un puñado de canciones de la que fue coronada como La Reina de la Salsa: Celia Cruz. Pero ojo, no es una decena de piezas cualquier...

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Reconozcamos que audacia no le falta a la beninesa Angélique Kidjo: el año pasado recreó Remain in Light, uno de los discos más brillantes y atrevidos de Talking Heads (“Quiero llevar el rock and roll de vuelta a África”, dijo), y ahora se mete en cintura de cubanía para revisar, en español, un puñado de canciones de la que fue coronada como La Reina de la Salsa: Celia Cruz. Pero ojo, no es una decena de piezas cualquiera; lo que Kidjo oferta en Celia es una reformulación de composiciones de la etapa más sobresaliente de la carrera de la intérprete habanera: la de sus grabaciones con la Sonora Matancera (años cincuenta y sesenta). La Celia Cruz más africana, o sea, aunque también Angélique echa mano de escrituras posteriores. Y para la aventura ha contado con los arreglos y la producción del martiniqués David Donatien y con las buenas artes del maestro del afrobeat Tony Allen (ya estuvo en Remain in Light), de la bajista Meshell Ndegeocello y de la banda británica Sons of Kemet, con el saxofonista Shabaka Hutchings a la cabeza.

Una base afrobeat y una guitarra que dibuja trazos de zouk antillano marcan la pauta en ‘Cucala’, la canción que abre el disco. Celia la grabó en 1975 con Johnny Pacheco, y en 2004 Mikey Perfecto hizo una versión reguetón. Más afrobeat (en realidad, este ritmo planea por todo el álbum) suena en ‘La vida es un carnaval’, aderezada con cumbia y reguetón. El saxo de Hutchings, con un soberbio ataque afro-jazz, cierra la pieza. ‘Sahara’, un bolero, se llena de misterio al ser envuelto en una atmósfera de arabescos. ‘Baila Yemayá’ y ‘Toro Mata’ (un landó peruano) vuelven a recordarnos que Tony Allen no está en el álbum de invitado de piedra. La percusión, los coros y los metales refuerzan el ritual de ‘Eleguá’, y en ‘Químbara’, además de los vientos, destaca la guitarra mandinga con acentos psicodélicos en la onda Amadou & Marian. La muy conocida ‘Bemba colorá’ muestra aquí una sonoridad sorprendente, pues está configurada en clave etio-jazz con ecos de ‘Mambo Sudani’, de Sayed Khalifa. En ‘Oya diosa’, otro bolero en origen, Kidjo acentúa la cadencia africana y lo aleja del clasicismo. Y con ‘Yemayá’, armada solo con percusión y voces, se cierra este notabilísimo viaje de regreso de lo caribeño al continente africano.

Lo que ha hecho Angélique, en definitiva, es una atractiva doble transculturación, pues la música africana viajó a América, y andando el tiempo, nuevas mezclas surgieron en África con la llegada de los artistas latinos. Ahí fueron embajadores Don Azpiazu, el Sexteto Habanero y el Trío Matamoros. Antes, a comienzos del siglo XX, Sierra Leona asumió los primeros impactos caribeños con la llegada de los primeros esclavos libres. En Senegal, la música latina (la cubana, especialmente) fue extremadamente popular antes de la Segunda Guerra Mundial. La influencia que en los años sesenta ejercieron artistas como Johnny Pacheco, Ray Barretto y la Orquesta Aragón fue decisiva. Tan fundamental como la presencia caribeña en la creación de la rumba congoleña. No se olvide que el rápido desarrollo del país atrajo grandes oleadas de emigrantes de las Indias Occidentales. Y para mayor abundancia, ahí estaban los gramófonos de los colonizadores. No es casual que Papa Wemba llamara a su banda ¡Viva la Música!, nombre tomado de una canción de Ray Barretto: ‘Que viva la música’.

Por cierto: Celia Cruz solo actuó en África en una ocasión, peculiar: fue en 1974, en Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo (Zaire, entonces), con Fania All Stars, en un sarao musical de tres días organizado al calor de un combate de boxeo, promovido por el presidente Mobutu, entre Muhammad Ali y George Foreman. Con Celia y Fania viajaron también al Congo James Brown, B. B. King, The Pointer Sister, The Spinners, Sister Sledge, Etta James y Bill Withers. La experiencia latina está recogida en el disco Live in Africa (1986), de Fania All Stars, y en el documental Celia Cruz and the Fania All Stars in Africa (la última edición es de 2011). Y una visión más global de toda la expedición la da la película Soul Power (2008).

Celia. Angélique Kidjo. Verve / Universal. A partir del 19 de abril.

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