El documental refuta a Hitchcock

Las producciones de este año han superado tanto las dificultades inherentes al género como sus propias batallas

Fotograma del documental 'Edificio España', de Víctor Moreno.

Vienen cuatro nombres propios a refutar esa tesis que Hitchcock le planteó a Truffaut que dice que, si en una película de ficción el director es un dios, en un documental Dios es el director. Porque es el auténtico artífice detrás de la película.

El protagonista de Edificio España proyecta su inmensa sombra de coloso sobre la vida madrileña. Crónica de la remodelación del edificio mítico del franquismo, Edificio España, de Víctor Moreno, captura retazos de vida que se desmoronan a cada martillazo, a cada golpe de pico. Memorias que se pierden en las obras ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Vienen cuatro nombres propios a refutar esa tesis que Hitchcock le planteó a Truffaut que dice que, si en una película de ficción el director es un dios, en un documental Dios es el director. Porque es el auténtico artífice detrás de la película.

El protagonista de Edificio España proyecta su inmensa sombra de coloso sobre la vida madrileña. Crónica de la remodelación del edificio mítico del franquismo, Edificio España, de Víctor Moreno, captura retazos de vida que se desmoronan a cada martillazo, a cada golpe de pico. Memorias que se pierden en las obras dentro del enorme bloque, que pronto pasará a ser un centro comercial. “Ahora mismo se viven dos situaciones enfrentadas en el mundo del documental. Por un lado, es un momento de creatividad absoluta, brillante”, cuenta Moreno, en el descanso de un curso que imparte a adolescentes sobre nuevas formas documentales. “Pero, frente a eso, nos encontramos en un momento de precariedad, donde apenas hay ayudas, donde es muy complicado levantar un proyecto. Y donde se echan en falta canales para distribuir el cine documental, sobre todo el más creativo, el que intenta escapar de las formas hegemónicas en este género”. He aquí una paradoja: filmando la destrucción, Moreno acabó construyendo. Un proyecto levantado contra viento y marea bajo la amenaza, también, de las acciones legales que el Banco Santander, propietario del inmueble, esgrimió contra él y la distribución de la película. Una dificultad añadida a la ya de por sí difícil tarea de rodar un documental. Y es que sobre cada alumbramiento de una de estas cintas se cierne, también, una sombra: la de la dificultad, la del arrinconamiento, la de la poca visibilidad del género.

Fotograma de 'Nacido en Gaza', de Hernán Zin.

“Es encomiable la gente que a base de esfuerzo saca adelante un documental”, cuenta Juan Zavala, productor de El último adiós de Bette Davis, diridiga por Pedro González Bermúdez. El filme habla de la gran dama que en 1989 recogió el Premio Donostia del Festival de San Sebastián fumando, en la que, sin saberlo, se convertiría en su última gran aparición pública, una semana antes de su muerte. Esta cinta sobre Bette Davis es del canal TCM, por lo que su difusión estaba garantizada y, su nacimiento, justificado. “Pero el resto de documentales tienen muy complicado ser rentables. El género está en una trinchera”, reconoce el productor.

A las dos leyendas, la del cine y la de hormigón, se suma la figura de Paco de Lucía, leyenda de la música. Paco de Lucía. La búsqueda condensa 60 años de arte del guitarrista, desde que con siete años cogió por primera vez una guitarra hasta su muerte, de la que este mes se cumple un año. Curro Sánchez, hijo del maestro y director del filme, tenía la mitad terminada cuando, hace ahora un año, De Lucía murió. Su hijo aparcó el duelo al ponerse a editar el documental “once días después de que la muerte viniera a sorprenderle”, y condensa en este trabajo un sentido homenaje.

Bette Davis, Paco de Lucía, el Edificio España de Madrid y el ataque a Gaza, protagonistas de los cuatro filmes nominados

Con Nacido en Gaza, Hernán Zin firma la última película candidata, un documental sobre la ofensiva israelí del verano de 2014. “Fue el mayor ataque hasta la fecha”, cuenta el director, cuyo trabajo se centra en el día a día de varios menores palestinos, ejemplo de “esos 400.000 niños que han nacido bajo el bloqueo, con el constante caer de las bombas como ruido de fondo vital”. Alejada de debates políticos y de explosiones, la cinta se centra en dar una visión humana de la guerra. Y consigue helar la sangre. Una película, la de Zin, nacida también de una proeza, la de sortear todas las trabas del gobierno israelí, que dificultó un rodaje ya de por sí complicado.

Le robaba el mérito Hitchcock a los directores de documentales adjudicándoselo a Dios. No es cuestión de enmendarle la plana, pero vistas las dificultades para levantar estos trabajos, el tesón, el arrojo y la implicación, quizá se merezcan estos nominados, al menos, una pequeña plegaria.

Sobre la firma

Archivado En