Las emisiones fósiles no dejaron de crecer desde Acuerdo de París de 2015, pero hay esperanza porque “el pico está muy cerca”
El CO₂ expulsado por los combustibles y la fabricación de cemento se incrementó un 10%, pero el avance renovable en China augura que se tocará techo esta década
Las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) generadas por los combustibles fósiles y la fabricación de cemento en el mundo, principales responsables del calentamiento global que golpea a la Humanidad, volverán a crecer este 2025. En concreto, un 1,1% respecto a las de 2024, según pronostica el informe Global Carbon Budget, el análisis en el que participan 130 expertos internacionales y que este año cumple su vigésima edición. El principal titular, un año más, es que las emisiones aumentarán hasta las 38,1 gigatoneladas. Desde que se firmó en 2015 el Acuerdo de París, que tiene como objetivo fundamental reducir los gases de efecto invernadero expulsados para que prácticamente desaparezcan a partir de mediados de siglo, las emisiones de CO₂ han crecido un 9,8%.
El dato es indudablemente malo porque lleva al empeoramiento de esta crisis. Cada vez se cierra más la ventana para conseguir que el aumento de la temperatura media se quede dentro de los márgenes de seguridad establecidos en el propio Acuerdo de París. El pacto fijaba que el incremento medio en la Tierra se debería quedar por debajo de los 2 grados Celsius respecto a los niveles preindustriales, y en la medida de lo posible por debajo del 1,5. Alrededor de la mitad del CO₂ expulsado por la actividad humana se acumula en la atmósfera durante siglos. De seguir al mismo ritmo que este 2025, en solo cuatro años se agotará el llamado presupuesto de carbono para mantener la temperatura media global por debajo de los 1,5 grados.
De hecho, desde el mundo de la ciencia se considera inevitable que en la próxima década se superará esa barrera de los 1,5 de forma estable. La única opción que quedaría para cumplir con París sería que ese rebasamiento fuera solo temporal, para lo que se requerirían reducciones drásticas de otros gases de efecto invernadero de vida corta en el aire, como el metano, y las inciertas técnicas de captura y almacenaje del dióxido de carbono de la atmósfera.
El presupuesto de carbono para cumplir con el objetivo de los 2 grados se agotará en 25 años de seguir el ritmo actual, apunta también el informe. Pep Canadell, uno de los coordinadores del informe y director ejecutivo de Carbol Global Project, habla de una especie de juego del ratón y el gato, en el que la población mundial y su demanda de energía crecen año a año y las renovables, pese a aumentar exponencialmente, no terminan de cubrir toda esa necesidad de energía y de desplazar a los combustibles fósiles.
Pero también hay algo de esperanza. “El pico de las emisiones está muy cerca”, dice Canadell. “Estamos a pocos años”, y será durante esta década, aunque Canadell no se atreve a concretarlo en un año. El techo de las emisiones mundiales se alcanzará por el “crecimiento exponencial de las renovables”. Pero llegar al pico, advierte este experto, no será “suficiente”, porque lo que tiene que ocurrir justo después es que caigan de forma rápida hasta ir a cero.
Según los cálculos de la ONU, los nuevos planes que están presentando los países en virtud del Acuerdo de París llevarán a que las emisiones de todos los gases de efecto invernadero —no solo del CO₂— se reduzcan un 12% en 2035. Aunque es un buen dato, no es suficiente para quedarse dentro del margen de seguridad: según la ONU se requiere que esas emisiones sean un 55% menores dentro de 10 años para cumplir con la senda del 1,5 y un 35% para la de los 2 grados.
Esas reducciones son, de momento, solo estimaciones de lo que se puede lograr con la aplicación del Acuerdo de París y las promesas de los países que forman parte del tratado. Pero lo que ha ocurrido hasta ahora es que, desde que se firmó, las emisiones de dióxido de carbono del mundo han crecido el 9,8% referido.
Sí se aprecia una desaceleración del ritmo de crecimiento. En la década justo anterior, entre 2005 y 2015, el aumento fue del 18,8%, casi el doble que en la siguiente.
En ambos casos, tanto en los ritmos de crecimiento como en el cercano pico de las emisiones y los pronósticos de caída para 2035, China es la clave. Es el principal emisor mundial de CO₂ —acumula el 32% global—, pero también es el primer país en cuanto a la instalación de renovables y el desarrollo del coche eléctrico dentro y fuera de sus fronteras.
Para este 2025 el informe pronostica que el CO₂ de China crecerá un 0,4%, pero con un rango de incertidumbre alto (entre un -0,9% y un 2%), como reconoce Canadell. Para conocer el dato final habrá que esperar al próximo año. En cualquier caso, por segundo año consecutivo se aprecia una clara ralentización de las emisiones. Esto se debe, explican los autores, “a un crecimiento moderado en el consumo de energía combinado con un crecimiento extraordinario en la generación de energía renovable”, lo que ha llevado a un estancamiento del uso del carbón.
Para la India, que acumula el 8% de las emisiones mundiales, se pronostica una subida del 1,4%, significativamente inferior al ritmo que llevaba hasta ahora. Además del crecimiento de las renovables, las condiciones meteorológicas han hecho que se requiriera menos energía este año.
Es justo lo contrario que ha ocurrido en la UE (6% de las emisiones mundiales), donde las condiciones de frío y falta de viento en muchas partes de Europa han llevado a un aumento del uso del gas natural y a un incremento del dióxido de carbono del 0,4%. Este posible incremento rompe con una tendencia sostenida de las emisiones en la UE. Canadell, sin embargo, no se muestra preocupado al considerarlo algo coyuntural ligado a la meteorología.
Más inquieto está con la situación en Estados Unidos, el segundo mayor emisor mundial con una cuota del 13%. El informe muestra un aumento del 1,9% de las emisiones para este año. Y este crecimiento, que rompe la tendencia de los últimos años, está ligado a la subida de los precios del gas natural (debido a que EE UU ha exportado mucho más debido a la invasión de Ucrania). Esto ha hecho que se use más carbón, que estaba viviendo una caída continuada debido a sus costes más altos que el gas natural. Este es el más peligroso de los combustibles fósiles cuando se habla de calentamiento global.
Respecto al futuro en EE UU, Canadell considera que las políticas de Donald Trump contra las renovables y a favor de los combustibles fósiles, grandes patrocinadores del republicano, van a tener un impacto en las emisiones de ese país. Caerán, vaticina este experto, pero lo harán más lento de los que se esperaba con la anterior Administración.
35 países marcan el camino
Canadell resalta dos puntos positivos más de la edición de este año. Por un lado, la existencia de un conjunto de países —35 naciones que en estos momentos acumulan el 27% de todas las emisiones de dióxido de carbono del planeta— que han disminuido significativamente sus gases al mismo tiempo que sus economías crecían en el periodo comprendido entre 2015 y 2024. Esto muestra el camino que se puede seguir. Entre esos países están la mayoría de los miembros de la UE, incluidas Alemania, Francia España, el Reino Unido, Estados Unidos, Australia y Corea del Sur. En la década anterior, 2005-2014 eran la mitad, 18.
El otro punto que destaca este experto es la bajada de las emisiones de CO₂ ligadas a la deforestación y los cambios de uso del suelo, que volverán a caer este 2015. Según los cálculos preliminares contenidos en el informe, una vez combinadas los gases expulsados por el sector fósil y los ligados a los usos del suelo, se prevé que las emisiones de este año asciendan a 42,1 gigatoneladas, algo menos que las 42,4 de 2024.