Bruselas quiere reducir las muertes por contaminación del aire en más del 75% en una década
La Comisión Europea propone un reajuste de las directivas sobre contaminación del aire y del agua acorde con los valores más estrictos de la OMS, aunque sin seguir todas sus indicaciones
Cada año, unos 300.000 europeos mueren de forma prematura por causas relacionadas con la contaminación del aire. La Comisión Europea ha presentado este miércoles una serie de reajustes a las directivas relacionadas con la reducción de la contaminación que se acercan más —aunque no son totalmente iguales— a los indicadores de calidad del aire más estrictos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los nuevos va...
Cada año, unos 300.000 europeos mueren de forma prematura por causas relacionadas con la contaminación del aire. La Comisión Europea ha presentado este miércoles una serie de reajustes a las directivas relacionadas con la reducción de la contaminación que se acercan más —aunque no son totalmente iguales— a los indicadores de calidad del aire más estrictos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los nuevos valores buscan, entre otros, reducir en una década más del 75% los fallecimientos relacionados con el principal contaminador, las partículas en suspensión de menos de 2,5 micras de diámetro (PM₂,₅). Bruselas también propone nuevos indicadores para las aguas residuales urbanas y las aguas subterráneas y de superficie, con la meta de lograr una política de contaminación cero como tarde en 2050.
“Nuestra salud depende de nuestro medio ambiente. Un ambiente poco saludable tiene consecuencias directas y costosas para nuestra salud”, dijo el vicepresidente de la Comisión y responsable del Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans, al presentar las nuevas normas, que todavía necesitarán el visto bueno del Parlamento Europeo y el Consejo. Esta misma semana, Eurobarómetro publicó una encuesta que confirma que la gran mayoría de europeos están preocupados por el impacto de la contaminación del aire en la salud y el medio ambiente y que tanto autoridades como industria deben hacer más para mejorar su calidad. “El aire fresco no debería ser un lujo. Tiene que ser considerado un derecho humano. Está claro que hay una demanda de los ciudadanos de aire y agua más limpios, existe un consenso de que, en 2022, esto no puede ser considerado un lujo en Europa”, sostuvo el comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevicius.
Más allá del coste en vidas humanas, la contaminación del aire le cuesta a la sociedad europea entre 231.000 y 853.000 millones de euros cada año, 8.000 millones solo en materia de pérdida de días laborables, señala la UE. Solo en materia de mitigación de contaminación del aire, los beneficios para la sociedad podrían ascender a entre 42.000 y 121.000 millones de euros al año, por lo que el coste total de 5.700 millones anuales que se estima provocarían estas medidas de mitigación de contaminación sale muy a cuenta, señala el Ejecutivo comunitario. “El coste de no actuar es mucho más grande que el de prevenir. Por eso estamos actuando ahora, para garantizar una acción coordinada en la Unión para afrontar mejor la contaminación en su origen, tanto localmente como a nivel transfronterizo”, señaló el comisario Sinkevicius.
El objetivo declarado de la UE es lograr un medio ambiente más limpio para 2030 y que el territorio europeo sea una zona de contaminación cero en 2050 como muy tarde.
Esta segunda meta se mantiene de manera férrea, pero para 2030, algunos límites que propone ahora Bruselas son diferentes o menos ambiciosos que los presentados por la OMS hace un año. Ello se debe, señalan fuentes comunitarias, a que, tras una “valoración profunda” de la situación en Europa, de sus políticas y capacidades tecnológicas y económicas, “se llegó a la conclusión de que, a estas alturas, para 2030 no era factible para la mayoría de Europa lograr los límites establecidos por la OMS”. Por ejemplo, indican, hasta el 70% de las estaciones de monitoreo no son capaces aún de alcanzar niveles por debajo de los 5 microgramos por metro cúbico de PM₂,₅ anuales que recomienda el organismo internacional de la salud, por lo que la Comisión lo ha establecido en 10 microgramos que, subrayan las fuentes, sigue siendo “significativamente más bajo que el actual nivel de 25 microgramos”. Lo mismo sucede para otros contaminantes del aire.
Las nuevas normas propuestas también dejan en manos de las autoridades nacionales y locales decidir cuáles son las medidas específicas a aplicar para cumplir los estándares fijados, siempre y cuando estos se cumplan.
En cualquier lugar, subraya la Comisión Europea, la revisión de los límites “garantizará que la gente que sufre problemas de salud por la contaminación del aire tengan el derecho a ser compensados en caso de que se produzca a causa de una violación de las normas de calidad del aire de la UE”. También tendrán derecho a que sean representadas por ONG mediante acciones colectivas para compensación por daños. La nueva directiva busca asimismo aclarar mejor el acceso a la justicia, las penas contempladas y, finalmente, mejorar la información pública sobre la calidad del aire.
Aguas residuales y aguas subterráneas, nuevos límites y objetivos
Los expertos de Bruselas también buscan un tratamiento mejor y más rentable de las aguas residuales urbanas, un tema especialmente sensible en España, en la mira de la UE por incumplir el tratamiento de estas aguas en más de un centenar de poblaciones y que ha sido sometida también a multas récord por no poner en marcha plantas depuradoras como exigen las directivas europeas. Una situación que podría incluso agravarse, ya que lo que la Comisión propone es que la directiva actual, que se aplica a ciudades de más de 2.000 habitantes, pase a ser obligatoria también para comunidades más pequeñas, de hasta 1.000 habitantes. La nueva directiva también cubrirá el agua de lluvia y requerirá que los países creen planes de administración de aguas residuales urbanas en ciudades de más de 100.000 habitantes y, cuando sea necesario, también en las de 10.000.
La Comisión quiere asimismo que este sector logre la neutralidad energética para 2040, lo que implicará que las plantas de tratamiento de aguas deberán “reducir significativamente” su consumo energético y usar renovables. Además, buscará que aplique el principio de “el que contamina, paga” con la industria responsable de tratar microcontaminantes tóxicos, especialmente la farmacéutica y la cosmética. Ambas son consideradas las responsables del 92% de la carga tóxica en las aguas residuales.
Bruselas estima que, si se aplican de manera correcta estas nuevas normas (si llegan a recibir el visto bueno final), para 2040 permitirán un ahorro de 3.000 millones de euros anuales, reducir los gases de efecto invernadero 62,5% en comparación con 1990, reducir la contaminación del agua mediante la reducción de más de 365.000 toneladas de materia orgánica, nitrógeno y fósforo y, finalmente, cortar las emisiones de microplásticos un 9% mediante una mejor gestión del agua de lluvia.
Finalmente, Bruselas también propone cambios a las directivas sobre aguas subterráneas y de superficie. Para la Comisión, la muerte masiva de peces en el río Oder este verano “subraya la importancia de proteger nuestros ríos y hacerlos más resilientes, en vista de que la combinación de circunstancias climáticas extremas y la contaminación puede crear rápidamente momentos críticos”, señalan los expertos. Por ello, propone “avisos obligatorios aguas abajo tras incidentes” como el del Oder.
A la lista ya creada de contaminantes de estas aguas que deben ser controladas de manera más estricta, la Comisión propone agregar nuevas sustancias: las Sustancias perfluoroalquiladas (PFAS) usadas entre otros en material de cocina, ropa y muebles, nuevos pesticidas y productos de degradación pesticida como los glifpsatos, el bisphenol A, que se utiliza en los empaquetados plásticos, y finalmente, algunas sustancias farmacéuticas usadas como analgésicos y antiinflamatorios, así como antibióticos.
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