“Los ayuntamientos costeros deberían preocuparse ante la desaparición de las playas”
Enrique Figueroa, catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla, considera esencial que las ciudades se impliquen en la lucha contra el cambio climático
Convencer a los alcaldes y al poder económico local de que la lucha contra el cambio climático desde los ayuntamientos resulta ineludible. Es el empeño del catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla Enrique Figueroa (Huelva, 69 años), que en breve culminará el plan estratégico de Huelva, un arma clave para reducir la huella de carbono de esta ciudad andaluza. Tras 15 libros publicados, el autor de Ciudad y cambio climático y director de la Oficina de sostenibilidad de la universidad hispalense insiste en el cometido, urgente pero aplazado: que el cambio climático no se vea sol...
Convencer a los alcaldes y al poder económico local de que la lucha contra el cambio climático desde los ayuntamientos resulta ineludible. Es el empeño del catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla Enrique Figueroa (Huelva, 69 años), que en breve culminará el plan estratégico de Huelva, un arma clave para reducir la huella de carbono de esta ciudad andaluza. Tras 15 libros publicados, el autor de Ciudad y cambio climático y director de la Oficina de sostenibilidad de la universidad hispalense insiste en el cometido, urgente pero aplazado: que el cambio climático no se vea solo como un asunto de política energética de Estado y que las ciudades se impliquen porque sus economías municipales dependen de ello, especialmente en la costa, ante la subida del mar prevista, de entre medio metro y un metro.
Pregunta. ¿Qué le falta a un alcalde para abrir los ojos y ver que el cambio climático le atañe?
Respuesta. Los responsables no han tenido quizá la decisión o el interés de crear un plan estratégico, pero es increíble que en Andalucía el primero vaya a ser Huelva en 2022. Y en España hay muy poco, ahora voy a trabajar con un par de municipios de Cataluña.
P. ¿En qué medida se van a ver afectadas las ciudades turísticas de la costa por la subida del mar?
R. Si el nivel del mar sube un metro, las playas perderán un 50% de media. Puede que el turismo cautivo, con casa en propiedad en primera línea de playa, siga yendo, pero es posible que el internacional migre a otras zonas que hayan tomado medidas y tenga precios competitivos en el Mediterráneo.
P. ¿Qué escenarios son esperables en 50 años con dos, tres o cuatro grados de subida de temperaturas?
R. En algunos casos del Mediterráneo pueden desaparecer playas al 100% y otras al 50%. Puede que podamos mitigar la subida, pero tenemos que estudiar la posibilidad de no poderla reducir y ahí es donde los chiringuitos y los ayuntamientos costeros, andaluces, valencianos y catalanes deberían preocuparse. El litoral cantábrico lo conozco menos, pero en el Mediterráneo yo me preocuparía ya, y en el Atlántico también.
P. Para hacer un buen plan estratégico municipal contra el cambio climático, ¿por dónde debe empezar un alcalde?
R. Bueno, hay varias medidas dentro de un plan estratégico: el verde urbano para reducir la huella de carbono de la ciudad, ya que la sombra es fundamental por la capacidad de absorción de partículas y gases. Luego trabajamos la salud urbana, la limpieza del aire, el confort de la salud, un plan de aumento de sumideros y reducción de la huella, si hay mucha energía sostenible o qué plan de movilidad tiene cada ciudad… Suelen ser unas 15 líneas estratégicas con 70 acciones en cada una.
P. ¿Qué presupuesto requiere un plan municipal contra el calentamiento global?
R. Entre 10.000 y 30.000 euros.
P. Con una suma tan pequeña, ¿por qué no se están haciendo estos planes?
R. Hay dos razones: una falta de interés y otra de tiempo, ya que no es cuestión de dinero, se puede hacer barato. Quiero pensar que la pandemia ha ocupado el tiempo a los políticos y las prioridades se han alterado.
P. ¿Qué industria se verá más dañada por el calentamiento global?
R. Cualquiera se puede ver dañada por el precio de la energía. Pero la industria turística se verá más perjudicada y ahí tendríamos que pensar a 30 y 40 años. Hace falta un plan estratégico costero ante el cambio climático para saber si la subida es de un metro o 50 centímetros, qué pasará en cada playa y entonces adelantarnos para ver si repercutirá o no en la economía local de cada municipio. Es un tema que los municipios costeros deben tomar muy en serio. Y luego está la cuestión agrícola: con la falta de agua, ¿dónde vamos con tanto regadío? Además, la ganadería también se puede ver perjudicada.
P. ¿Qué le parece la propuesta de la Comisión Europea que define como verdes el gas y la energía nuclear?
R. Una barbaridad, un disparate absoluto. No es la solución al cambio, ni el gas tampoco, otra cosa es que no nos quede más remedio. La única cosa que nos garantiza nuestra independencia es nuestra agua, viento y sol. La energía nuclear nos da dependencia de material de partida, tecnológica y de los residuos. ¿Y el gas? El gas tiene dependencia de Ucrania o de Argelia. ¿Cuál es la solución de la energía solar en España? La energía con generación distribuida y las comunidades energéticas locales por barrios, como se va a hacer en Huelva. Así que me pone energía solar en ese edificio y en ese otro, minieólica o las dos.
P. ¿Tiene ideología la lucha contra el cambio climático?
R. La pregunta es qué no tiene ideología. El medio ambiente no debiera ser ideológico. Si seguimos el punto de vista científico, debería ser neutro, a los hechos. Yo cuando miro una cosa desde el punto de vista científico trato de ser neutro. Sí me mueve una ideología social y ambiental que significa el bien común. Para mí es ideológico en parte. ¿Por qué? Porque veo que todo el mundo no piensa en el bien común y esa ideología existe.
P. ¿Y la identifica con los partidos de izquierda? ¿Están más sensibilizados con esta cuestión que los de derecha?
R. Históricamente hay algo de eso, porque defender el medio ambiente ha chocado con el capitalismo siempre. Y es lógico que los partidos que basen su política en el liberalismo económico miren con cierta reticencia o pongan más problemas.
P. ¿Cómo evalúa la lucha de las instituciones contra el cambio climático?
R. Veo varios niveles: los países de la Unión Europea están cumpliendo y haciendo sus deberes en general; luego tenemos una ley nacional que llega muy tarde, pero llega. Y por último, en el plano autonómico hay muy pocas leyes estratégicas: solo en Andalucía, Cataluña, País Vasco, Baleares y Canarias, 5 regiones de 17. En el plano municipal hay muy poco planteado como Plan Municipal Estratégico ante el Cambio Climático, hay otras acciones que tienen que ver. Mi grupo de investigación de la Universidad de Sevilla hizo el de Adeje en Canarias, que fue el primero de España en la forma que piden las leyes autonómicas de cambio climático, y ahora estamos haciendo el de Huelva.
P. ¿Cuál es la clave para que el sector económico, también a nivel local, vea que el cambio climático le perjudica de manera directa?
R. En el mundo empresarial debe haber una mayor pedagogía, que tiene que venir de la academia, de la ciencia, de la universidad, salir más, hablar de esto. No creo que sea falta de ética, porque hay de todo. Y luego la clase política tiene que de alguna manera puentear hacia el poder, el poder económico, para actuar juntos. La clase política debe escuchar a los científicos que tengan algo que decir.
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