¿Podemos precisar cuándo se ha fabricado un tejido antiguo?
El contexto arqueológico y la datación por carbono-14 indican la antigüedad de los textiles creados en los últimos 50.000 años
La respuesta a la pregunta sobre si podemos saber cuándo se ha fabricado un tejido es que sí puede saberse. En arqueología, básicamente hay dos tipos de aproximación para averiguar cuándo se ha producido un material: podemos hacer lo que llamamos una ubicación cronológica relativa o una ubicación cronológica absoluta. En la ubicación relativa tratamos de establecer una secuencia; es decir, ordenar cronológicamente los objetos gracias al contexto en el que han aparecido esos materiales. En un contexto arqueológico nosotros sabemos la asociación que existe entre los objetos y los estratos geológicos en los que aparecen y eso nos permite establecer una cronología relativa. Para esto nos basamos en objetos de la cultura material cuya ubicación temporal está muy estandarizada, que sabemos muy bien a qué época pertenecen. Para que esta datación sea posible, los materiales que queremos datar, en este caso un tejido, deben aparecer dentro de en un contexto arqueológico bien definido, pero esto no siempre es así.
Cuando no es posible fechar un material con este tipo de ubicación relativa, empleamos la absoluta. Para ello existen diversos sistemas de datación, aunque no todos son adecuados para todos los tipos de materiales, por su propia naturaleza o por el tramo cronológico que cubren estos sistemas. Si se trata de fechar la realización de un tejido de forma absoluta, seleccionaremos el sistema a utilizar dependiendo de la materia prima con la que esté realizado, que será una materia orgánica de origen vegetal o de origen animal. Y además tendremos en cuenta cuándo estimamos que se produjo ese tejido.
Seguramente, el sistema más adecuado sería la datación por carbono-14. Este es un método que se utiliza desde los años 50 del siglo pasado. Se basa en que la vida en nuestro planeta está principalmente relacionada con el carbono. Durante su vida, los organismos absorben este carbono, las plantas a través de la fotosíntesis y los animales a través del consumo de estas plantas. El carbono-14 es lo que llamamos un isótopo inestable o débilmente radiactivo, esto quiere decir que esos átomos se van descomponiendo de forma regular; a los 5.730 años de la muerte de un ser vivo, la cantidad de carbono-14 de ese organismo se ha reducido a la mitad, y a ese ritmo exponencial sigue la descomposición de este isótopo. Si medimos la cantidad de carbono-14 que hay en un tejido, sabremos cuándo murió el ser del que se obtuvo la materia prima con la que se elaboró esa tela. Lo que ocurre es que el carbono-14 no nos sirve para tejidos recientes (ni tampoco para los que tienen más de 50.000 años de antigüedad) porque no nos daría una datación precisa.
Otra forma de aproximarnos a la cronología de estos materiales es investigar la tecnología textil con la que se produjeron y las materias primas con las que se elaboraron, basándonos en la información que extraemos del registro arqueológico y etnográfico. Por ejemplo, lo que constatamos en la Europa mediterránea es que los tejidos más antiguos están hechos normalmente en fibras vegetales de origen muy local; sobre todo, en estas cronologías más antiguas se utilizan el lino y el esparto. En cambio, a partir de la Edad del Bronce y de la Edad del Hierro, cuando ya las producciones artesanales empiezan a ser un poco más especializadas, vemos la introducción de otras fibras: por ejemplo, las de origen animal como la lana empiezan a generalizarse mucho más. Por poner otro ejemplo, el algodón es una fibra vegetal que tiene gran relevancia en la era industrial, y que en Europa comenzó a verse en la Edad Media como una importación de otras zonas del mundo.
Marta Alcolea Gracias es doctora en Ciencias de la Antigüedad, investigadora del área de Prehistoria en la Universidad de Zaragoza.
Pregunta enviada vía email por G. Noriega
Coordinación y redacción: Victoria Toro
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