El ruido de los coches afecta al desarrollo cognitivo de los niños

Un estudio con miles de escolares de colegios de Barcelona relaciona la contaminación acústica del tráfico con una menor capacidad de atención y memoria de trabajo

Imagen del túnel de Glories, en Barcelona, días antes de su entraba en funcionamiento en abril.Europa Press News (Europa Press via Getty Images)

Durante dos cursos, un grupo de investigadores estuvo midiendo la contaminación acústica provocada por el tráfico frente a varias decenas de escuelas barcelonesas, en sus patios y dentro de las aulas. Los resultados del trabajo, recién publicados en PloS Medicine, muestran que cuantos más decibelios, peor rendimiento cognitivo de los escolares. El trabajo, que debería ser repetido en otras ciudades y a lo largo del tiempo para ver los efectos a largo plazo, desvela que los picos d...

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Durante dos cursos, un grupo de investigadores estuvo midiendo la contaminación acústica provocada por el tráfico frente a varias decenas de escuelas barcelonesas, en sus patios y dentro de las aulas. Los resultados del trabajo, recién publicados en PloS Medicine, muestran que cuantos más decibelios, peor rendimiento cognitivo de los escolares. El trabajo, que debería ser repetido en otras ciudades y a lo largo del tiempo para ver los efectos a largo plazo, desvela que los picos de ruido interfieren más que los niveles medios sostenidos.

La investigación, liderada por científicos del ISGlobal, registró con sonómetros el nivel de ruido, medido en decibelios (dB), en 38 escuelas de Barcelona. Medían la contaminación acústica de forma continua dos días lectivos a la semana durante 12 meses de dos cursos consecutivos. En paralelo, realizaron una serie de test cognitivos en cuatro momentos distintos del periodo estudiado a 2.680 escolares de entre siete y diez años. Las pruebas buscaban medir el rendimiento de dos aspectos cognitivos claves: por un lado, la atención, por el otro, la memoria de trabajo. La investigadora María Foraster, principal autora del trabajo, explica ambos. “La primera se refiere al tiempo que tardan los niños en reaccionar a un estímulo”, dice. En cuanto a la segunda, que asemeja a la memoria RAM de los ordenadores, la ejemplifica: “Cuando vamos a cruzar una calle recibimos mucha información que tenemos que procesar, los coches que vienen, esa bicicleta, el semáforo, los demás peatones... Una vez que hemos cruzado, la borramos”.

“Se trata del primer estudio que evalúa el impacto del ruido en la cognición de los niños, medido tanto en el aula como fuera de la escuela”
María Foraster, principal autora del estudio

Pues tanto la capacidad de atención como la memoria de trabajo se ven afectadas por el ruido de los coches. Transcurrido el año de estudio, la progresión ambas habilidades cognitivas fue más lenta en alumnos y alumnas que asistían a escuelas con mayor contaminación acústica provocada por el tráfico. Por ejemplo, un incremento de 5 dB en los niveles de ruido exterior por encima de la media se tradujo en un desarrollo de la memoria de trabajo un 11,4% más lento que la media. Así mismo, una exposición a 5 dB adicionales de ruido del tráfico exterior se tradujo en un desarrollo de la capacidad de atención un 4,8% más lento que la media. La interferencia es mayor en la llamada memoria de trabajo compleja, en la que hay que manejar más información. En las pruebas para medirla, observaron un 23,5% inferior a la media con ese incremento de 5 dB.

“Se trata del primer estudio que evalúa el impacto del ruido en la cognición de los niños, medido tanto en el aula como fuera de la escuela”, destaca Foraster. Las medias de las mediciones fueron de 63,6 dB en la calle del colegio, 53,5 dB en el patio y 38,6 en las clases. Las últimas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, de 2018, cifraban “los niveles de ruido del tráfico en no más de 53 dB de media durante el día”, recuerda la investigadora. Pero, estando por debajo del límite dentro de las aulas, el impacto se cuela en ellas.

El trabajo comparó los niveles de contaminación acústica en las escuelas con la registrada en los hogares. Aquí no vieron relación alguna entre el ruido en el lugar de residencia y el desarrollo cognitivo. “Esto podría deberse a que la exposición al ruido en la escuela es más perjudicial porque afecta a ventanas vulnerables de concentración y a procesos de aprendizaje”, apunta Foraster. Hay que tener en cuenta que los niveles en las casas se basaba en estimaciones inferidas a partir del mapa de ruido de tráfico rodado de Barcelona y no de registros en cada hogar. Así que no puede descartarse que también en casa tenga su impacto.

Los chavales tuvieron que realizar cuatro series de test cognitivos para medir el impacto del ruido en su desarrollo cognitivo.Barcelona Institute for Global Health (ISGlobal)

El resultado quizá más llamativo del trabajo es que los picos de ruido (el paso de un camión pesado, el claxon...) afectan más que los niveles sostenidos, aunque sean elevados. En el análisis exterior, tanto un mayor nivel medio de ruido como una mayor fluctuación en los niveles de ruido frente a la escuela se asociaron con una peor evolución en los resultados del alumnado en todas las pruebas. En el interior de las aulas, una mayor fluctuación en los niveles de ruido también mantuvo esta asociación negativa en todos los test cognitivos. Sin embargo, los niños y niñas expuestos a mayores niveles medios de ruido en clase solo tuvieron peores resultados que el alumnado de aulas más silenciosas en la prueba de la capacidad de atención, pero no en las pruebas de memoria de trabajo.

“Este resultado apunta a que los picos de ruido en el interior del aula podrían resultar más disruptivos para el neurodesarrollo que la media de los decibelios. Esto es importante, porque refuerza la hipótesis de que quizá influyan más las características del ruido que sus niveles medios, cuando actualmente las políticas [contra la contaminación acústica] únicamente se basan en la media de decibelios”, explica la investigadora de ISGlobal.

Una ronda de entrevistas a expertos realizada por el servicio especializado Science Media Centre (con sede en Reino Unido) muestra que los consultados consideran la investigación de alto nivel y sus conclusiones robustas. La profesora de epidemiología ambiental de la universidad británica de Leicester Anna Hansell dice que “los resultados coinciden con las pruebas sobre el impacto del ruido de los aviones en las escuelas, mostrando que altos niveles afectan a la comprensión lectora y la hiperactividad”. Por su parte, la profesor de neurociencia cognitiva de la Universidad de Londres, Iroise Dumontheil, considera que “este estudio cuidadosamente diseñado y llevado a cabo en Barcelona proporciona pruebas convincentes de un impacto negativo del ruido del tráfico en el desarrollo de la cognición de los niños de primaria”. Y añade: “teniendo en cuenta que muchos niños europeos que viven en las grandes ciudades están expuestos a altos niveles de ruido del tráfico rodado, este estudio tiene implicaciones para las políticas públicas para reducir la contaminación acústica cerca de las escuelas”.

“Además del efecto de la contaminación del aire en el neurodesarrollo de los niños, de manera independiente se añade el efecto del ruido”
Jordi Sunyer, investigador del ISGlobal y coordinador del proyecto BREATHE

Jordi Sunyer es investigador del ISGlobal y coordinador del proyecto BREATHE. Terminado en 2016, BREATHE investigó el impacto de la contaminación atmosférica producida por las emisiones de los coches en los escolares. Esta investigación con la polución acústica es parte del proyecto. “El análisis detallado del ruido no lo hemos podido hacer hasta ahora y lo que muestra es que, además del efecto de la contaminación del aire en el neurodesarrollo de los niños, de manera independiente se añade el efecto del ruido. Las estimaciones que realizamos entonces del impacto del tráfico seguramente estaban infraestimadas”.

Desde el fin oficial de BREATHE se han producido dos fenómenos. De un lado, se han hecho estudios en Países Bajos y Reino Unido con niños escolares y han visto que “los efectos encontrados en Barcelona eran replicables en estas muestras”, dice Sunyer. Además, como consecuencia del estudio barcelonés, autoridades de varias ciudades como Londres y París han puesto en marcha para reducir el ruido cerca de los colegios. La lección a aprender, concluye el científico, “es que si las administraciones son incapaces de reducir los niveles medios de contaminación acústica de la ciudad, al menos deberían de manera estratégica efectuar intervenciones locales alrededor de los colegios, como ya se hace, por ejemplo en Londres”.


*En la investigación sobre la contaminación acústica también han participado investigadores de la Universidad Pompeu Fabra, CIBEREsp, Universidad Ramon Llull, Universidad Erasmus de Róterdam (Países Bajos) Hospital del Mar, y CIBERSAM.

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