Más allá de salvar vidas

Las vacunas deben bloquear el contagio. Las investigaciones en curso indican que lo harán

Personal sanitario vacuna a una mujer contra la covid en el recinto del antiguo hospital Son Dureta, este martes en Palma de Mallorca.CATI CLADERA (EFE)

Uno de los grandes problemas no resueltos sobre las vacunas contra la covid es si podrán bloquear la transmisión del virus. Lo que sabemos con certeza es que estos fármacos evitan que una persona infectada se agrave y muera, y por eso los grupos más vulnerables tienen la prioridad, pero sigue sin estar claro que prevengan el contagio: que impidan que tú te infectes y que infectes a otros. Salvar vidas es lo más importante ahora mismo, pero resolver la pandemia requiere detener la propagación del SARS-CoV-2. Solo si las vacunas atacan este punto crucial, y solo si se inyectan a la gente suficie...

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Uno de los grandes problemas no resueltos sobre las vacunas contra la covid es si podrán bloquear la transmisión del virus. Lo que sabemos con certeza es que estos fármacos evitan que una persona infectada se agrave y muera, y por eso los grupos más vulnerables tienen la prioridad, pero sigue sin estar claro que prevengan el contagio: que impidan que tú te infectes y que infectes a otros. Salvar vidas es lo más importante ahora mismo, pero resolver la pandemia requiere detener la propagación del SARS-CoV-2. Solo si las vacunas atacan este punto crucial, y solo si se inyectan a la gente suficiente, podremos dar por concluida esta crisis sanitaria. ¿Qué sabemos del asunto?

Varios estudios que abordan esta cuestión verán la luz en las próximas semanas, informa Nature. Por el momento hay indicios prometedores, pero los epidemiólogos necesitan evidencias más sólidas y cuantitativas para poder trabajar. El dato que todos esperan con más ansiedad no es si hay bloqueo del contagio, sino cuánto hay. La razón de que esta cuestión se esté retrasando tanto respecto a las evidencias de que la vacuna evita muertes –lo que sabemos desde el año pasado— es que obtener datos sobre propagación es extremadamente difícil. Puedes observar que un país avanzado en la campaña de la vacunación, como Israel, exhibe una disminución de los índices de contagio, pero demostrar que ello se debe al despliegue de la vacuna, y en qué grado, es una cuestión muy distinta, porque la causa también puede residir en los cierres y restricciones que el país haya tomado en paralelo.

El dato que todos esperan con más ansiedad no es si hay bloqueo del contagio, sino ‘cuánto’ hay

Moderna estima en los ensayos clínicos que ha organizado en Boston una reducción del 60% o 70% en la proporción de infecciones asintomáticas, lo que supone un indicio esperanzador, pero no conclusivo. Reino Unido acompañó su ensayo de la vacuna de Oxford-AstraZeneca con un seguimiento semanal de las personas vacunadas, y calculó una reducción del 49% en infecciones asintomáticas en comparación con el grupo placebo. Pfizer va a empezar a hacer ese tipo de seguimiento de los vacunados en los ensayos que tiene en marcha en Estados Unidos y Argentina. Parece obvio que el tema está caliente, y es lógico que lo esté, porque conocer el cuánto es fundamental para programar el futuro muy próximo. Una vez salvadas todas las vidas posibles, la salud mundial y la recuperación económica dependen de manera estricta de si las vacunas actuales yugulan el contagio o se limitan a arañar su epidermis.

Un descubrimiento reciente del científico catalán Oriol Mitjà y sus colegas inclina la balanza del lado de la esperanza. Han mostrado que la capacidad de contagio de una persona infectada tras recibir la primera dosis de la vacuna –que es difícil de calcular— correlaciona bien con su carga viral, que se puede medir fácilmente. Tras saber este dato esencial, han hecho un seguimiento de la carga viral de los infectados tras vacunarse, y calculan una reducción de propagación proporcional a las semanas que el individuo lleva vacunado. Faltan datos, pero todo apunta en el buen sentido.

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