“Los Gobiernos deben gastar en prevenir pandemias lo mismo que en Defensa”
El virólogo español Adolfo García-Sastre, jefe de patógenos emergentes del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, pronostica que la epidemia de coronavirus habrá terminado en un año, haya vacuna o no
Adolfo García-Sastre ha estado cara a cara con la peor pandemia de la historia reciente. Su equipo fue uno de los que consiguió resucitar el virus de la gripe de 1918 para poder estudiarlo y comprender cómo pudo infectar a un tercio de toda la población del planeta —unos 500 millones de personas— y acabar con la vida de 50 millones, la mayoría jóvenes sanos. Su principal conclusión es que las pandemias son recurrentes —hay una de gripe cada 20 años más o menos— y prácticamente...
Adolfo García-Sastre ha estado cara a cara con la peor pandemia de la historia reciente. Su equipo fue uno de los que consiguió resucitar el virus de la gripe de 1918 para poder estudiarlo y comprender cómo pudo infectar a un tercio de toda la población del planeta —unos 500 millones de personas— y acabar con la vida de 50 millones, la mayoría jóvenes sanos. Su principal conclusión es que las pandemias son recurrentes —hay una de gripe cada 20 años más o menos— y prácticamente inevitables. A pesar de ello, dice, casi ningún país toma medidas para estar preparado, como se ha demostrado con la actual pandemia de coronavirus.
El equipo de este microbiólogo burgalés de 55 años, director del Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes vinculado al Hospital Monte Sinaí de Nueva York, se ha volcado en la investigación del nuevo virus. Su equipo trabaja sin descanso en cuatro frentes: probar fármacos ya aprobados para el cáncer y otras dolencias en cultivos celulares de primates para ver si neutralizan al virus; desarrollar ratones humanizados para hacer pruebas de esos fármacos; ayudar al desarrollo de una vacuna —colabora con el laboratorio español de Luis Enjuanes e Isabel Sola— y, por último, encontrar marcadores moleculares en la sangre de los infectados que puedan predecir quién tendrá una enfermedad leve y quién corre riesgo de morir. Es algo esencial para priorizar casos con unos sistemas sanitarios llevados al límite por la pandemia, que ya lleva 382.000 contagios confirmados en 168 países. Uno de sus principales problemas es el espacio: en el laboratorio de alta seguridad biológica necesario para poder manejar el virus vivo solo caben cuatro personas a la vez.
Pregunta. En la pandemia de 1918 hubo una segunda oleada que fue la más mortal. ¿Habrá una segunda epidemia de coronavirus en octubre o se conseguirá erradicar antes?
Respuesta. Erradicarlo es imposible. Solo se podría conseguir si tuviéramos una vacuna muy buena y hubiese una campaña de vacunación masiva en todo el mundo. Eso es muy difícil de implementar. Llevamos décadas luchando para erradicar el sarampión y la polio, para los que sí hay vacunas, y no lo hemos conseguido. Por desgracia, aunque tengamos una vacuna no podremos erradicarlo. Lo que sí será posible es que el virus circule ya en grupos de menor riesgo, los más jóvenes, la gente que nazca después de esta pandemia. Esto con la gripe pandémica tarda un año más o menos y normalmente son necesarias dos olas, a veces tres. Yo creo que habrá dos olas, puede que tres, pero en un año a partir de ahora, aunque no haya vacuna, se habrá infectado un 40% o 50% de la población mundial, lo que ya dará lugar a que el virus frene su propagación. Todo depende de cuánta gente se infecte en cada una. Será diferente en cada país. Cuantos más se contagien en la primera menos habrá en la segunda y viceversa. Es muy difícil de predecir.
P. ¿Cómo se explica que el virus esté matando más a hombres que a mujeres?
R. No lo sabemos. Las mujeres en general tienen una respuesta inmune más fuerte. Un sistema inmune más fuerte tiene más probabilidades de que este se vuelva contra el propio cuerpo y lo ataque, lo que explica por qué ellas sufren más enfermedades autoinmunes. Puede que en el caso de este virus ese desequilibrio entre sexos sea más acentuado, aunque lo cierto es que no lo sabemos.
Habrá dos olas de Covid, puede que tres, pero en un año a partir de ahora aunque no haya vacuna se habrá infectado un 40% o 50% de la población mundial lo que ya dará lugar a que el virus frene su propagación
P. ¿Puede que fumar sea también parte de la explicación [la inmensa mayoría de los fumadores en China son hombres]?
R. Este virus ataca al pulmón. Cuanto más debilitado lo tengas más probabilidades tendrás de que una neumonía te cause complicaciones. Todo depende de cuánto afecte el tabaco a tu capacidad pulmonar. El fumar en general la reduce, pero sabemos que hay fumadores muy frecuentes a los que por alguna razón no les afecta tanto. Es más probable que tengas mejor capacidad pulmonar si no fumas pero eso no quiere decir que todos los fumadores vayan a morir y el resto se salve.
P. ¿Ayudará el verano a reducir los contagios?
R. No se sabe, pero es probable que sí. Estamos viendo que el calor no lo elimina, por ejemplo hay casos en Singapur, un país muy cálido, aunque no avanza tan rápido allí. De nuevo, es posible que las medidas de contención tomadas allí hayan funcionado mejor que en otros países. Hay tres factores: cuántas personas son susceptibles, que sería en principio toda la población de la Tierra; la densidad de población y los contactos frecuentes entre personas, aquí entran las medidas de distanciamiento social; y el tercero son las condiciones ambientales, también incontrolables.
No va a haber ningún fármaco milagroso que cure completamente la enfermedad
P. ¿Qué posibilidades hay de tener fármacos efectivos contra la Covid-19 antes de que pase el pico de la epidemia?
R. No va a haber ningún fármaco milagroso que cure completamente la enfermedad. Conocemos fármacos de este tipo, existen para bacterias, son los antibióticos. No tenemos nada parecido para los virus porque estos son más difíciles de contener. Usan nuestra maquinaria biológica para hacer copias de sí mismos e inhibir esa maquinaria es mucho más difícil y peligroso. Es posible que encontremos alguna sustancia que funcione de forma parcial, que ayude a disminuir la proporción de muertes y de enfermedad severa, pero no habrá nada que lo frene por completo y evite que alguien muera. Por ahora lo más prometedor es el uso de suero hiperinmune de personas que ya han estado en contacto con el virus. Ese suero se puede infundir a otros pacientes y disminuirá la concentración de virus, aunque no lo bloqueará por completo. Hay otras moléculas, la cloroquina, los inhibidores de la polimerasa, de proteasas, que parece que funcionan, pero está por ver su impacto.
P. ¿Cuánto cree que durará esta pandemia?
R. Estará solucionada dentro de un año, más o menos, incluso sin vacuna. Dentro de un año se podría empezar a hacer vida normal. Habrá infecciones pero será más fácil controlarlas. Cuando empiece a bajar el número de contagios es importante no cantar victoria, no salir todo el mundo a la calle a hacer vida normal, porque es fácil que el virus vuelva a prender. Habrá que volver a la vida normal poco a poco y estar preparados para aislar a la gente de nuevo si es necesario.
P. ¿Cómo se conseguirá evitar que el virus siga circulando?
R. Hay dos posibilidades. La primera es que se contenga porque todos, o una gran mayoría de nosotros, nos habremos infectado. Cuando eso ocurra el virus dejará de transmitirse bien. Es posible pero improbable que el virus mute y siga causando problemas. La segunda opción es que acabe de forma parecida, pero en parte gracias a una vacuna que permita inmunizar a una buena parte de la población. [La vacuna no llegará hasta dentro de un año y medio, aproximadamente].
Después de esta habrá una nueva pandemia, probablemente de gripe
P. Usted dice que este virus es mucho menos letal de lo que dicen las estadísticas. ¿Por qué?
R. Debe de haber 10 veces más casos de los que conocemos, es posible que más. Cuando aparecen casos de la nada, sin que sepamos quién puede haberle contagiado, sabemos que tiene que haber alguien más infectado que no ha sido detectado. El número de casos confirmados depende de las pruebas diagnósticas que se hagan en cada país. Esto explica las discrepancias entre contagios y muertes entre EE UU, Alemania o España. El virus no es más letal en un país que en otro. Es porque cada país hace un número de tests determinado.
P. ¿Qué opina de la recomendación de la OMS de hacer cuantos más tests, mejor?
R. Depende de cuántos haya disponibles. En un mundo ideal nos haríamos la prueba todos cada dos días con un dispositivo personal. El que dé positivo se aísla. Eso es imposible. Al principio de la epidemia, cuando hay pocos casos, es importante saber quién está infectado para poder cortar la cadena de contagios. Para eso hay que hacer tests de forma muy agresiva a todos los contactos de un contagiado. Cuando ya el virus está muy extendido, esto ya no ayuda tanto. Si lo tiene por ejemplo el 1% de la población se te van a escapar demasiados casos. Aquí ya lo importante es aislarse, prevenir los contagios. Si hay pocos tests es más importante hacérselos a los enfermos graves, porque si en realidad tienen gripe o una enfermedad bacteriana sabemos que son tratables.
P. ¿En qué se ha fallado con esta pandemia?
R. Es muy difícil saber qué se podía haber hecho mejor. El principal problema no es tanto si las medidas de contención se han tomado antes o después. Esto viene de mucho antes. Se sabía que estas pandemias podían ocurrir. Sabemos que con la gripe suceden cada 20 o 30 años y que tienen una severidad parecida a la actual, pero no nos preparamos para ellas. No tenemos suficientes camas, ni personal, ni material. No es un problema del Gobierno de ahora ni del de antes, es de todos los Gobiernos. Tampoco es un problema de España, sino de todos los países. Nadie ha luchado para financiar esto. Esto explica por qué ahora tenemos que andar con medidas de contención tan severas para intentar evitar el colapso.
P. ¿Volverá a ocurrir otra pandemia como esta?
R. Sí, habrá otra pandemia, probablemente de gripe. Lo importante es poner ya presupuestos para frenarla. Los Gobiernos deben invertir contra las pandemias lo mismo que gastan en defensa. Para hacer la guerra con otros países o defendernos se gasta mucho dinero en armamento, tanques, torpedos, misiles, que al final no se usan, pero se consideran necesarios en el caso de que haya un ataque. Esto es igual, es casi más probable que nos afecte más una pandemia que una guerra. Debemos tener la capacidad hospitalaria y servicios en el caso de que haya una nueva.
P. ¿Se puede evitar que aparezcan estos nuevos patógenos que surgen de animales salvajes?
R. Es muy difícil. El ejemplo de la gripe es claro. Habría que erradicar la gripe de los animales salvajes en los que está, las aves salvajes. Es imposible acabar con ella. Puedes hacer que una pandemia sea menos probable, pero no puedes eliminar ese riesgo. Esto costará mucho dinero y habrá que pagarlo aunque no ocurra nada.
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